Me levanto tarde, sin prestar mucha atención al estado de mi casa, quejumbrosa, desordenada. Aparto un par de sillas, y voy al baño. Salgo, ya tras maldecir la falta de agua caliente, telefoneo y pido una bombona. Quinto derecha, digo, no sin un poco de malicia. Me visto y recojo un poco el salón, recolocando muebles y tiempos muertos. Coloco un disco en el plato, y cuando la aguja hace contacto en el vinilo, el sonido como de aterrizaje forzoso que provoca, me devuelve a la realidad.
"Sweet child o´ mine", cantan, vociferan mis altavoces. Entonces recuerdo la noche, y la madrugada, y la sensación extraña al escribir. Así que me siento de nuevo frente al teclado, y tras repasar todo lo que no ha pasado, decido escribir la primera parte de mi quinto día.
Y aquí sigo sentado; cuidando de los leones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario