miércoles, 29 de febrero de 2012

Conciencia

Bajo el fuego,
bajo el incansable rugido de la desesperación,
mil lágrimas de acero,
mil noches lamiendo nuestros miedos.
Y una nueva carroza plateada,
un nuevo episodio incompleto:
llegar a casa, respirar, bajar la mirada.
Bajo las estrellas,
un ritual nocturno,
desgarrar hilo a hilo esta miserable razón,
ir perdiendo la música,
correr, huir, tropezar, caer:
i just believe in me,
yoko and me.
Bajo este aliento derribado en sueños,
y la oscuridad que se revuelve en nuestros ojos pudriéndose a la luz,
bajo estes tristes y torpes versos:
je t ' aime moi non plus.
Bajo estes techos de madera que hoy sí he acabado,
bajo esta barandilla sujeta al abismo,
bajo este febrero encharcado en sangre y enfermedad:
bajo todo esto me levanto cada día,
tan sólo para entender,
tan sólo para vivir, contigo, mi vida.

domingo, 26 de febrero de 2012

Domingo, otra vez

Domingo, otra vez
y la luz que entra por mi ventana no alumbra nada,
nada absolutamente,
pero sí lo hace tu recuerdo.
Y la tarde, y la noche,
se van entre intervalos de sueños,
entre períodos de dos o tres horas,
en los que me asomo al mundo,
y el mundo está vacío.
Domingo, otra vez,
y mantengo mis manos agarradas a la esperanza,
que se ríe de mis uñas pintadas,
que encuentra divertido mi propio abismo,
y tengo miedo del miedo,
y tengo miedo del silencio,
tengo miedo de haberme perdido.
Domingo, otra vez,
y espero a que el día se enturbie en diferentes tonos,
espero no haber asustado a los gatos,
no romper su independencia:
espero no perder la confianza que une nuestros lazos.

lunes, 20 de febrero de 2012

Recuerdos

Recuerdo tus manos en el pasadizo,
la lluvia en nuestro tejado, resbalando por tu mirada,
la luz que nos cegaba y el fuego,
recuerdo haber escondido las palabras,
los ladridos de los perros,
recuerdo haber encontrado oro en tus entrañas.
La promesa que rompimos,
y el desasosiego de encontrarse perdido,
el grito y la culpa,
la música en nuestros oídos:
canciones en francés, susurros, maullidos.
Recuerdo haberte hecho el amor cada noche,
y despertar bajo el sol abrazados,
recuerdo soñar contigo, dormir contigo,
entre tus labios, tus piernas,
entre tu piel y tu pelo:
recuerdo muchas más cosas de las que hemos vivido.

domingo, 19 de febrero de 2012

Hogares

Hay algo en ese rincón olvidado por tu mirada
que se escapa lentamente cada día, y cada noche,
algo pequeño y asustado, entre el mundo y el frío:
un hogar de palabras infinitas,
un paseo entre las ojeras.
Hay, posiblemente, cien instantes para recordar a cada paso,
en cada momento de pérdida y hastío,
hay caminos ocultos y joyas imperecederas,
unas manos, un disfraz, una sonrisa;
hay mañanas de domingos sangrientas y esquivas:
hay preguntas y respuestas,
hay caricias,
y existe una luz que no sólo calienta e ilumina,
que no sólo impide que vuelva a ser de noche:
existe una llama indestructiblemente débil
en la que refugiarse cuando el huracán se vuelve calma;
sé que hay unos ojos que se adaptan,
sé que unas medias no significan nada,
sé que mil millones de regalos no cambiaran mis palabras:
te quiero,
lo siento,
gracias.
Hay unas sábanas tiradas en el suelo,
y olor a café en la terraza,
hay distintas formas de imaginar el cielo:
para mí todas ellas se reducen a un vestido y sus zapatos,
a risa incontrolable y meláncolica,
a ojos que se van convirtiendo en maullidos y arañazos.
Siento golpear a veces con sueños nuestros miedos,
siento imaginar lugares que no encuentro,
hay una huella imborrable para cada uno de nuestros pasos,
y nuestros pasos nos han llevado aquí,
a una sensible y mágica guarida de lobos,
dónde tan sólo tratamos de ser lo que somos:
animales, personas, versos, fotos.
Y siento que tu espalda sigue siendo la espalda dónde duermen mis versos,
y siento que en tus ojos he encontrado mis sueños,
las palabras, la vida, el deseo, el tiempo,
el humo, las canciones, los abrazos:
dos gatos fumando en nuestro tejado.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Llévame

                  "... no dejes la esperanza,
                   sin tí, me doy por vencido..."

Llévame

Llévame, me dijiste, agarrando con fuerza mi mano,
por favor, llévame.
Y sentí de cerca tus prisas, tu ansia, tu enfermedad,
y me dejé llevar yo mismo,
abrumado por las circunstacias, por los gritos.
Llévame, por favor, por favor,
y mordí mis labios hasta hacerlos sangrar,
y entrelacé nuestros dedos, nuestra vida:
llévame, no volvamos jamás.

martes, 14 de febrero de 2012

Mil días y un sólo gato

Mil días pasados entre el humo que escapa hoy,
entre sentimientos hilvanados entre sus mil lúcidas noches
y mil correspondientes amaneceres.
Sed de días pasados, de días venideros,
de agua salada encerrada en mil nuevos ceniceros,
hambre de agónicos rugidos, de piel, de saliva, de huesos:
mil días sin saberlo.
Mil días, y mil paredes resquebrajadas,
mil tejados, más de mil palabras,
una sóla luna, una sóla luz:
blanca, roja, verde, amarilla, azul.
Mil días, y también un sólo camino,
piedras y hierba:
papeles liados,
papeles grises y manuscritos y rotos y arrugados.
Mil días enredados entre cigarrillos,
mil días de copas de vino rotas y manchadas,
de recoger pedazos de cielo y de alma,
mil días de buscar la forma de recomponer otros mil días.
Mil días y un sólo gato,
una sóla flor, un sólo desastre:
mil días más, bajo el sol, mil días acurrucados.

miércoles, 8 de febrero de 2012

Mientras se hace de noche

Los peces muertos en la alfombra,
y supongo que los cuervos, y la risa,
los cuentos más antiguos,
que despedazaba cuando era niño,
que emborrono cuando soy adulto.
La prisa y la ausencia,
el lento recorrido de mi lengua por tus piernas,
y el sabor de la nada a simple vista:
los viajes, el humo, las prisas,
el jazmín, las alas rotas, la huida.
Repetir en cada paso el tropiezo,
buscando el pasado y el futuro en el hueco de tus huesos,
tararear inconscientemente poemas ya escritos:
las drogas, los sueños, los rugidos.
Supongo que sí, que los cuervos y la risa,
y resbalar entre la mentira y el perdón,
asfixiándome entre dos colores infinitos dentro del gris de los días,
tratando de convertir los maullidos en líneas no paralelas:
mucho más que un sinfín de medias dosis,
mucho más que tristezas, y mucho más que alegrías.
Supongo que también el tiempo y sus relojes,
sus gritos de alarma y auxilio,
las palabras escritas y las fotografías envejecidas,
un nuevo cuadro para mis vidas:
las pasadas, las venideras, las heridas.
Una melancolía enfebrecida, y un afán de esperar lo esperado,
no tanto de escapar, sino esconderme en los tejados,
y descubrir blanca y sola la luna:
fumar con ella bajo todos los pedazos de cielo en los que hemos llorado.
Recorriendo nuevos y viejos caminos,
del lado de los perros y los lobos,
sin perder nunca de vista los desastres:
los versos que poco a poco amontono,
temblando, en mis manos, hasta que arden.
Y la quemadura es mucho más psíquica que real,
mucho más sexual que mis deseos:
nunca imaginé descubrir qué escondes entre tu pelo,
entre el aullido y el adiós,
entre tu silencio y tu sonrisa,
nunca creí sobrevivir tanto tiempo.

lunes, 6 de febrero de 2012

Maullidos

Los maullidos bajo las sábanas se transformaron en palabras,
y tus ojos me dijeron que no mentías:
había llegado la hora, y estábamos muertos de miedo.
Me obligaste a quererte,
como tantas otras veces que despedazamos el cielo para amoldarlo a nuestros sueños,
esta vez decidí no huir, cerré los ojos y apreté el gatillo:
y diez millones de canciones se convirtieron en nuestros cuerpos,
y diez millones de flores se arremolinaron en nuestros ojos.
Siento que no siento nuestras nuevas preguntas,
y todo no es más que una fugaz cámara lenta esperando el vacío:
y no existe.
No queda miedo, ni susurros, ni dudas,
salvo no reconocerme en el espejo,
rozando tu nueva piel con mis nuevos dedos, cariñosos de encontrarte,
salvo reencontrarme con este perro abandonado buscando un imposible:
ser un buen gato.

sábado, 4 de febrero de 2012

Los días entre el frío y la duda

Hace frío, y la noche se cierne sobre nuestras cabezas,
en un vano intento de cegar lo que somos,
y me aferro a tí,
a tu vida y mi pasado, al tuyo propio,
para descubrir viejas heridas,
para cerrar las nuevas.
Dudo, durante un segundo,
dudo, y no creo que pueda dudar jamás de estos huesos,
de esta piel que ya se confunde con la mía,
de esta manera de ir y venir,
de esta pasión que no se calma con besos.
Hace frío, entre los rayos de sol que nos han alumbrado hoy,
entre las sábanas y las palabras,
dónde he recordado lo que fui hace unos años,
dónde descubro cómo has caminado,
sin saberlo, siempre agarrada a mi mano.
Dudo, dos segundos más,
y la pena y la nada siguen creciendo agigantadas,
pero no me asustan lo más mínimo;
en tus ojos abstractos descubro el poder de tu mirada,
valiente, nítida,
y descubro también mi nueva voz, mi compromiso:
la palabra siempre.
Hace frío, de nuevo, estas noches,
y los días difíciles se convierten en meses verdes,
y el frío se acostumbra a nosotros,
a la luz, la oscuridad, a la risa:
está perdidamente enamorado de la última chica.
Dudo, de mí mismo,
de ser capaz de entender lo que siento,
de amainar este viento,
dudo de preferir la calma a la tempestad:
me siento mejor entre Alicias y conejos.
Hace frío, pero cada vez menos,
y no soporto muchas cosas que creía soportar,
y hago muchas cosas que no creía poder hacer:
hace frío, pero ya nada de eso importa,
estamos trazando una nueva línea al amanecer.
Hace frío, mi vida,
y sé que más tarde hará calor,
sé que nos refugiaremos cada uno en su locura,
en nuestros miedos y obsesiones,
en nuestras penas y recuerdos:
sé que será la única manera de reencontrarnos,
sé que es la mejor manera de querernos.

viernes, 3 de febrero de 2012

Luces - Parte II

Luces, y en mi casa es navidad,
y en tus ojos, y en los míos,
brillan todavía las luciérnagas rojas y amarillas,
verdes y azules:
todavía está grabado nuestro reflejo en el espejo.
Luces, y en mis pupilas sobrevuela todavía tu sonrisa,
la calma y la tempestad,
la brisa marina que entra por mi ventana:
la risa y la carcajada, el aullido, el silencio, nuestra canción.
Luces, y el mundo se detiene esperando,
absorto en nuestra vida, soñando una parecida,
escribiendo nuevos versos,
lamiendo nuestras propias heridas.
Luces, corazón,
luces de cien millones de colores,
y un afán incansable de provocación y búsqueda,
de calidez y sonrisa:
un afán incansable de encontrar futuro en nuestras vidas.
Y ahora mis versos se funden entre la utopía y el sexo,
y no encuentro 54 versos nuevos,
pero tampoco lo intento:
ahora vivo,
ahora vivo y recuerdo.
Y las princesas de mis cuentos no buscan 365 días y 365 noches,
las princesas de mis cuentos, igual que las reales,
añoran lo que no ha pasado,
tienen nostalgia del futuro:
mi casa es un buen lugar para recorrer todo el mundo.
Luces, que me pierdo,
luces de un sueño inacabado, de un despertador oxidado,
luces de mañana de domingo,
luces de encontrar un nuevo y peligroso aullido:
luces, gata, y acción.

Luces

Entro, solo,
y la puerta es una boca ausente y negra esperándome,
apoyado en la barandilla,
tratando de no recordar lo que no debo: mi casa está fría, vacía.
Y cuando vuelvo la mirada, cuando me atrevo a mirar,
hay una luz tenue y pequeñita que parpadea,
cálida, al fondo,
y me imagino mil cosas, mil instantes, mil recuerdos.
Y, aún borracho, mi cabeza no se olvida de mí,
siempre encentra el hielo y la verdad:
me he dejado la luz encendida.
Así que entro, y la apago,
y me siento, y lloro.

jueves, 2 de febrero de 2012

El ruido que no existe

Qué fácil es dejarse la puerta abierta, sentarse en la escalera,
que difícil tratar de recordar dónde acaba, dónde empieza,
cómo distingo mi sangre de la tuya,
cuándo recupero mi triste cordura;
que fácil mantener la mirada fija en silencio hasta que se ríe dentro de mí.
Ese mismo segundo de silencio,
en el que se quiebra algo, en el que se muerde los labios,
ese segundo de silencio mejillas abajo:
si todo está en silencio es porque estamos solos.
No veo la orilla del mar, ni del abismo,
y retuerzo las promesas que hice como si ya no creyera en ellas,
pero son ellas las que no me creen:
no me reconocen, no se acuerdan de mí.
Y este filo incansable y cotidiano, este manojo de pastillas,
las sábanas tiradas en el suelo,
esta vergüenza, este frío,
la duda, la duda y las orquídeas:
la voz perdida entre verdades y aullidos.
No es la manera más fácil, pero es una manera,
y cuando hablo de sexo, hablo de sexo,
y cuando hablo de amor, hablo de amor:
mi gata,
te extraño, te deseo, te quiero.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Lás sábanas tiradas en el suelo

Aquí, este torbellino enmadejado en mis manos, buscando una salida,
aquí mi princesa de cuento encandenada a sus férreas convicciones:
aquí, aquí y ahora,
aquí en esta inquieta manada de leones.
Mantengo aún la fe absoluta que cauteriza en cobre mis heridas,
mi fe en el mundo, pero sobre todo en tí,
en tu sexo abierto llamándome a gritos acuosos y amargos,
en tu boca que acoge mi propio sexo hasta se que corre:
mi fe en todos y cada uno de los versos que susurra Cohen.
Aquí todo lo demás se escurre entre el humo y las lágrimas,
en el punto exacto entre el naufragio y los abrazos:
mi alma de lobo tiritando entre tus labios,
y la bofetada de realidad que supone la canción de la chica de los ojos marrones,
aquí saltamos de la cama al suelo, al cielo,
sabiendo que todo acabará como empezó: lenta y dulcemente.
Busco lamer la calidez del chocolate y la brisa entre tus piernas,
y el tequila y la ginebra que resbalan entre tu cuello hasta tus pezones,
busco lamer tu nuca, y que respires en mi cuello:
busco pisotear, follarme cada uno de tus miedos.
Y aquí, esta palabrería orfebre y esquelética,
de paso fúnebre y tranquilo:
nunca había sido tan feliz, nunca me había reído del olvido,
aquí, tal vez, por una vez,
encuentre lo que siempre había querido.
Las estrellas ya no son estrellas,
ni la luna luna,
todas las canciones hablan de mí mejor que yo mismo,
y un lugar oscuro y mágico me atrapa en sueños,
un mundo en el que no encuentro dónde caerme muerto,
no encuentro la forma de convertir en cristales los recuerdos:
no quiero salir.
Aquí, una vez más,
recorrer el mismo camino rodeado de lobos,
llevando de nuevo tu mano agarrada a la mía,
somos peores que ellos,
ahora los lobos somos nosotros.