martes, 21 de junio de 2011

Alberto Pena Novo

A modo de inventario, de recopilación, de recuerdo, de ejercicio de memoria histórica, un poema. Una última vez, por los últimos 15 años. A partir de ahora, los nuevos.

Soy un tropiezo, una zancadilla,
un alma vagando por las esquinas.
Soy la palabra prohibida.
Soy un conjunto de elementos separados,
soy una nube, un metal pesado.
Soy el jugo agrio vomitado en una enfermedad,
soy un burdo traductor de engaños,
soy una época pasada,
una edad condenada,
un payaso de deseos sin consumar.
Soy un soñador extraño,
un romántico demente y alucinado,
una máquina de fabricar mentiras,
un profanador de la tumba del día.
Soy un quiero y quiero egoísta,
soy un inválido equilibrista,
soy la cumbre de la pirámide maldita.
Soy un observador ciego,
un pervertido de las emociones,
soy la estación de paso,
la oscuridad de los rincones.
Soy el hijo ilegítimo de un dios cansado,
soy el único rayo en medio de la tormenta,
soy la grieta en el ala del pájaro,
soy el turbio reflejo de la espera.
Soy un vano perseguidor de sueños,
soy los pedazos de ilusiones rotas,
el blanco de todas las miradas,
un ser que no ves, ni tocas.

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