domingo, 28 de agosto de 2011

Wall-E


Hoy, he vuelto a ver (y creo que ya van...) la película de Pixar Wall-E.

Es una película de dibujos animados de hace unos años, que obtuvo excelentes críticas y recaudó muchísimo dinero. Dinero adulto, porque esta no es una película para niños, y es algo que me gustaría subrayar aquí.

La película comienza narrando la vida de un pequeño robot de limpieza que vive completamente sólo en un devastado y ruinoso planeta Tierra, en un futuro lejano. Los primeros veinte minutos de la película son completamente mudos, sin diálogo alguno, salvo algunos ruiditos que emite el robot y un bichito que se encuentra. Asistimos al interminable día a día del robot, de su trabajo, y de la "humanización" que este ha sufrido durante su rutina (¡esa bendita colección de objetos "preciosos", la manera de levantarse para ir a trabajar, o la vuelta a casa!).

La siguiente media hora, nos presenta la llegada de un robot "femenino", en búsqueda de algo que no sabemos qué es, y el flechazo que sufre Wall-E, todavía oculto. Tras varias escenas dónde, con muy, muy poquitos trazos y pinceladas, se nos revela el carácter y la forma de ser del robot: algunos de carcajada (esa torpeza), otros de sonrisa, y algunos tan sutiles que se escapan en un primer y segundo visionado. Su encuentro con Eve, su primer diálogo (sólo repiten sus nombres) y la visita de ella a casa de Wall-E, dónde éste muestra emocionado uno tras otro sus "tesoros" ocupan la escena que he colgado esta tarde en Facebook.

Aquí conocemos que la misión de Eve es encontrar vida en la tierra, y volver con los humanos, exiliados en el espacio en unas infinitas vacaciones. A partir de aquí, la película se muestra como una comedia con momentos de acción logrados, con unos personajes secundarios que son auténticos robaescenas y con un claro mensaje para los más pequeños. La película es una auténtica gozada, que recomiendo encarecidamente a cualquiera con un mínimo de gusto. No voy a destripar nada más. Lo que realmente quiero reseñar, ya ha pasado.

En esos primeros (aproximadamente) cuarenta mínutos, hay tanto cine, tanta perfección y humanidad, que es muy difícil encontrar algo parecido en cualquier otra película. La definición de caracteres de los dos personajes, la sutileza de los detalles, de los gestos, de las pocas palabras y sonidos que emiten, la intensidad de las miradas y sentimientos que transmiten estos seres... Puede sentirse cada decepción, cada susto, cada enfado, cada pizca de vergüenza, cada ilusión...

En verdad se muestra la naturaleza, parte ilusión y parte miedo, de lo que es el amor. Lo terrible que resultaría la pérdida, o el rechazo, y lo fundamental e imprescindible que es.

Gran parte del mérito de todo esto resulta el claro homenaje al cine de Chaplin (se sentiría asombrado y orgulloso de este pequeño robot), la música de la película, y el diseño y movimiento animados de los ojos de los dos protagonistas. Dónde podría encotrarse un truco barato y lacrimógeno, lo único que podemos ver son los sentimientos más básicos y puros de cualquier ser con conciencia, con vida y alma.

Dije que esta no es una película para niños. Esto claro, no es del todo cierto, pero sí es cierto que muchos de ellos no verán más que muñequitos vivos y graciosos. Otros comenzarán a ver una historia de amor puramente Disney, con sus chistes y aventuras (sin estúpidos números musicales metidos con calzador como los últimos años). El resto, y los adultos que se presten a su juego sin perjuicios, descubrirán una obra maestra sin precedentes, y, desgraciadamente, sin muchos más compañeros de promoción cinematográfica.

Y todo esto se resume en unas escenas cerca del final, donde, como en el Quijote de Cervantes, un personaje se ha ido transmutando en el otro, y donde resulta más insoportable la pérdida de la identidad, de lo que alguien realmente ES, que su propia muerte.

Creo que he dicho muchas cosas que no pensaba decir, y se me escapan muchísimas más que quería señalar, pero lo mejor es que veáis la película, que la disfrutéis. Sólo decir que hay miles de pequeños detalles que requieren algún visionado más, porque son tantos y tan buenos que se nos escapan.

Buenas noches, y que os encontréis a vuestro Wall-E, y a vuestra Eve, en esta estúpida vida real.

El sueño del viernes pasado

El viernes soñé que te besaba,
que venías a mi casa, con mucha más gente,
y que todo estaba desordenado.
Soñé que todos tus amigos y amigas eran mucho más inteligentes que yo,
pero disimulaba, y estaba extrañamente lúcido y comunicativo.
Soñé que estabas sentada a mi lado,
y que hablábamos durante mucho tiempo,
de mil millones de cosas,
y soñé que reías, y tus ojos reían contigo.
Soñé que durante dos segundos nos miramos en silencio,
recuerdo la expresión de tu cara, tu sonrisa,
y me incliné para besarte.
Soñé tus labios, dulces y cálidos,
reales,
y soñé que todo estallaba en pedazos,
que el mundo se sorpendía divertido,
soñé que me querías, que yo también te quería.

martes, 23 de agosto de 2011

Hoy, miércoles

Ahora tengo ratones en casa y corretean por mi espalda y tu pelo,
son más lúcidos que tú, mas salvajes que yo,
no les importa mi vida, ni tus desgracias.
Y cientos de ellos se pelean por mis palabras y tus alaridos,
últimamente sólo follamos como venganza:
yo de tí, tú de todos los demás.
Así, a veces aún te escribo por darte las gracias,
buscando arrancarte la piel a lametones,
te divierte más rodear mi vida en círculos de vinagre y sal,
restañando con pólvora mis heridas vuelvo a la carga,
por entonces ya cabalgas sobre otro animal.
Créeme cuando te digo que siempre guardo dos mechones de cabello,
mi romanticismo no entiende de putas y de camellos,
siempre guardo uno tuyo y uno mío,
como si pudiera trenzar con ellos, un día aburrido,
una sexy y miserable soga para mi cuello.

lunes, 22 de agosto de 2011

Las flores, el acero

A partir de ahora no tengo palabras,
te estremecerás en mi silencio,
por haberme querido
y dejar que me hiciera lo que me he hecho.
La última canción de la que estoy enamorado
dice que se nota en tu voz: por dentro eres de colores,
no lo creí hasta que saltaste el cierre de tu vestido,
desde tu espalda, el suelo, el estruendo del sonido de tu perfume:
jamás te diría que te arrancaras las flores.
Hoy tengo unas tijeras frías de tanto rencor y acero,
tiritando en mi mano temblorosa,
tengo litros y litros de realidad y miedo,
y no sé, no sé qué buscar primero,
lo único que miro en mi espejo:
mis desordenadas greñas,
lo único que me ata al suelo,
mis asqueadas venas.

domingo, 21 de agosto de 2011

Oración sin título

¿Cuánto tiempo pasará esta vez?,
¿quién me salvará de mi imagen en el espejo,
de mi vida, de mi propios pensamientos?.
Este ir y venir de días y noches,
de respuestas y sueños perdidos,
esta insana búsqueda de equilibrio.
Estoy cansado, agotado en la aguja,
mirando cómo cambia de números el reloj,
como nace y se pudre este vacío sol.
Tan sólo necesito, tan sólo un momento,
que estés a mi lado y no mientas,
que me digas que ya no me deseas.
Tan sólo quiero escapar de esta realidad,
no tener que enfrentarme a ella por necesidad,
quiero tan sólo no volver a despertar.

jueves, 18 de agosto de 2011

Los últimos días del todo

                    Hoy escribo sólo para tí y para mí,
                    y tus nuevos ojos nocturnos y divertidos.
                                       Alberto Pena Novo

He cambiado tu mirada en mis recuerdos,
este extraño pétalo gris que sostengo en mis manos la acaricia,
hoy está enamorado de ella.
Y aunque se pierde a veces en lugares comunes, añorando,
le gusta vivir entre mis huesos.
Seis días acariciando tu vestido florido y mis cervezas,
ya no puedo mentir: me quedé por verte bailar.
Hoy me faltan palabritas para tu alma, para tu nombre,
esta triste sensación de felicidad no cabe en los agujeros de mis bolsillos,
y acecha un fin de semana de decir, de buscar, de beber,
me aterran las palabras adecuadas, dichas en el momento oportuno,
que guardo sólo para tí.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Carta para mi hija

Cariño, hoy te escribo esta carta sabiendo que nunca la leerás.

Siento mucho no poder verte nacer, y llorar por ello. Ver cómo tu madre te abrazará llorosa, y ver cómo duermes en su regazo. Me perderé verte dar tus primeros pasos, tambaleante, y no maldeciré por las noches cuando llores. Siento no poder llevarte de la mano tu primer día de colegio, y ver cómo nos saludas a tu madre y a mí antes de entrar, ni tus batallas cuando vuelvas. Me perderé tus berrinches viendo los dibujos, y no podré comprarte nada en navidad, o verte mirar ilusionada la tarta el día de tus cumpleaños. No podré darte un beso de buenas noches, ni escribirte un cuento, sabiendo que tu madre nos observa embelesada.

No tendré fotos, ni vídeos de ninguno de esos momentos.

No sabré que, cuando un día escuches Like a rolling stone, o Stairway to Heaven, mirarás mis discos antiguos de otra manera, y unas canciones te llevarán a otras, y pensarás en mí con una sonrisa. No discutiré contigo cuando llegues tarde, o cuando disimules la borrachera. Ni pensaré que te alejas cuando te vayas con tu primer novio. No me gusta pensar que no podré consolarte si te hacen daño. No iré a tu boda, ni presumiré de tí, ni te llevaré al altar mientras tu madre mantiene las lágrimas. No pienso en que un día tú también tendrás hijos, y te gustaría saber que les quiero.

Cariño, siento perderme toda tu vida, por haber decidido que no la vivas. Esto nunca pasará, y tu madre nunca será tu madre, porque no me quiere.

Así que, perdóname, nace en cualquier lugar mejor, vive, y si puedes, sueña con alguien como yo.

Un beso, te quiere,

tu padre.

martes, 16 de agosto de 2011

Palabras (Preludio)

Mi hada, mi ángel, mi casa, mi viaje, mi duende, mi refugio, mi confidente, mi compinche, mi demonio, mi némesis, mi libertad, mi musa, mi aliada, mi antihéroe, mi héroe, mi villano, mi voz, mi silencio, mi risa, mi palabra, mi música, mi sonrisa, mi luz, mi crítica, mi fan, mi gruppie, mi sombra, mi mar, mi aire, mi oscuridad, mi perversión, mi as en la manga, mi carta marcada, mi viento, mi borrachera, mi humo, mi ruido, mi furia, mi avalancha, mi profesión, mi ética, mi moral, mi cine, mi dibujo, mi fotógrafa, mi tren, mi canción, mi gata, mi libro, mi bofetada, mi historia, mi excusa, mi tropezón, mi caída, mi burla, mi paraguas, mi chica, mi faro, mi guía, mi obsesión, mi profesora, mi susurro, mi favor, mi gracia, mi salvavidas, mi lluvia, mi grito, mi alarido, mi búsqueda, mi perfección, mi intuición, mi pelo, mi disparo, mi cielo, mi tierra, mi importancia, mi vida.

lunes, 15 de agosto de 2011

Cuando se pone el sol los días 15 de agosto

             "... quedaron atrás todos los enemigos
              y aún me queda la duda de un futuro mejor..."
                                       Enrique Bunbury

Estas últimas noches me sirven para comprender lo que me queda por vivir: todo lo perdido, lo que resta por encontrar. Entre estas horas a oscuras, aterciopeladas de viernes hasta lunes, entre todos estos cascos de cerveza, de cigarrillos y canciones, entre estos ojos verdes y negros y azules: estas mil sonrisas de hadas y putas.
Un universo alucinado y aburrido, eléctrico en su momento álgido y nocturno, dónde puedo contar hasta seis desastres consecutivos: la derrota en sí no tiene valor. Y aunque tengo que esconderme y huir, aunque no lo soporto, no podría vivir sin ello.

Y sé que esperáis mi caída, el final, la despedida, pero aún así hay momentos, muy pocos, en los que realmente corréis peligro a mi lado.

Hay momentos en los que aún reconozco mi carcajada, y me gusta cómo suena.

Princesa

A veces me duermo en tus pisadas en el barro,
buscando la forma de recordar el camino a casa,
una luz entre el agua y el frío,
una forma como cualquier otra de destino.
Y sueño que acaricio de nuevo
muchas de las cosas que te escribí,
y noto un tacto como de caricia de tu pelo,
de tu manera de cruzar las piernas, sentada en el sillón.
A veces me duermo muy temprano,
en un afán por encontrarte de repente en una esquina de mis sueños,
como cuando me esperabas, y yo llegaba tarde,
y te pedía perdón.
Voy puliendo mis recuerdos, los tuyos, los de las demás,
hasta que ciertas aristas se conviertes en verdades,
aquí, en las huellas de tus pies en la playa,
en el viento, en el sol, en el salitre, en el humo,
recuerdo ya muy pocas cosas,
pierdo la fe para inventar otras.
Me derrumbo un poco cada día,
encontrando ruinas en mi almohada,
en lugar de tu pelo, tus pestañas;
añoro un poco, quizás, hasta tu último desconsuelo,
tus idas y vueltas, tus maletas en la puerta.
Por eso a veces me duermo en tus pisadas en el barro,
son reales, aunque considere injusto recordarlo.

Saliva negra

Hoy busco hacerte temblar,
que llores,
que pienses en mí cuando no esté.
Busco hacerte ver
mi nombre grabado en una lápida de mármol,
y que cuando quieras verme
tendrás que buscar en las fotos dónde no quise aparecer.
Quiero que te resulte insoportable mi pérdida,
que sepas que no volveré a escribir,
que no volveré a hacerte reir.
Que recuerdes que me enterrarán con mis cómics y mis discos,
con mi guitarra,
que no te quedará nada
mío.
Quiero verte con ojeras y borracha,
que fumes hasta que tosas saliva negra,
que pienses que ya nada volverá a ser lo mismo,
y todo te recordará a mí.
Quiero que sufras,
que pienses lo mucho que has perdido.
Quiero que sepas que,
el día que no esté,
volverás a quererme.

domingo, 14 de agosto de 2011

Festivo

Últimamente encuentro fantasmas,
nuevos y viejos, y no tengo dónde mirar:
me escondo de sus ojos.
No puedo evitar pensar en tí,
y en tí, y en ellas.
Se me hace insoportable la cantidad,
sonreir y hablar con una detrás de otra,
en mil sitios diferentes, con mil vidas diferentes:
el peligro acecha todavía en sus ojos.
Este peligroso caminar funámbulo y ebrio,
entre el humo y la música,
esta pasión perversa y austera,
no consigue que evite la bofetada de la realidad:
me odio a mí mismo,
prefiero llegar a casa sólo.

sábado, 13 de agosto de 2011

Título: Pónselo tú

La pregunta es: ¿cúanto quieres morirte?.
Necesito alguien que odie mi pelo,
fumar mata, pero no lo suficiente.
Y te encuentro hoy, después de ayer,
y después me encuentro contigo:
hoy es el día internacional.
Me siento a oscuras a beber agua,
yo solo.

Los doces y treces de agosto

Este lento escalar entre acero y miedo,
y el resplandor de tu nueva sonrisa,
una madrugada más, un sitio nuevo,
una nueva estrella en el cielo.
Todo pasa tan deprisa que yo mismo me sorprendo,
y me encuentro huidizo y asustado,
incapaz de apartarme de los focos,
voy, y vuelvo tan rápido como puedo,
dejando atrás mi otra piel,
parte de mí, la realidad.
Me pregunto si será así siempre,
si volveré a verte,
si ha valido la pena todo el alcohol,
si será mejor esconderme.

viernes, 12 de agosto de 2011

Hoy, si que no. De verdad

Hoy fui a trabajar, después me caí de la cama, me hice una brecha en la cabeza, me fuí a trabajar otra vez, me emborraché y vine a casa a dormir.

Ya ves que no escribo nada (y esto no es un plagio, es una bofetada de realidad).

martes, 9 de agosto de 2011

Hoy no estoy para nadie

         "Hoy no estoy para nadie..."
                            Enrique Bunbury

lunes, 8 de agosto de 2011

Los ochos y nueves de agosto

Este corazón de cocodrilo enamorado,
y su sonrojante latir en azules y amarillos,
estas ganas de nada y todo al mismo tiempo,
preocuparme de no salpicar cuando escribo.
Estas postales desde países extranjeros abotonados,
en mi americana negra como un perro encerrado,
esta canción girando en mís oídos,
este contigo ni sin tí, este ruido.
Este reflejo anímico en las botellas y las copas,
este lento y minucioso repaso a tu ropa,
este pasar páginas de nuestro libro.
Esta carcajada en espera del fin de semana,
esta impaciencia de ver cómo acaba,
este sentirme como soy, como un crío.
Este trastabilleo en mi pérfido teclado,
en el que dejo migas para recordar el camino de vuelta,
este sueño repetitivo a las tres de la mañana,
esta infantil rima que no se queda quieta.
Este añorar todo lo que no ha pasado,
como si tal cosa fuera posible,
este almacén de muebles y soles abandonados,
tú y tu tácto, tan frágil, tan invisible.

Un verso

Cuando pienso en días extraños se me hace un nudo en la garganta,
y no sé qué pensar:
tu voz al teléfono suena triste y cansada.
Quiero pensar en pocas palabras y pocas sonrisas,
y un color nuevo para mañana.
Aparentar indecisión, recurrir a la llama,
el carbón de hoy no es dulce, me seca la boca,
soñar con columpios para las noches,
con la ciudad durmiendo tranquila por una vez.
Y se me encoge un poquito el alma, expectante,
al ver los nuevos avisos,
me ilusionan más mis regalos de hacerme mayor
que los de niño pequeño:
aunque pienso que algún día llegaran los tiros.
Y por ello todas estas palabras extrañas para los días extraños,
para que pasen dejando tan sólo la huella indispensable,
la sonrisa.

domingo, 7 de agosto de 2011

Sunday, bloody sunday

Puede que haya perdido mi don con el tiempo,
este tiempo oscuro de plata y salitre,
de vuelo bajo y vinilo.
Y quizás mis palabras ya no te emocionen,
porque han perdido la magia y la verdad,
asustadas entre estas ganas de sexo y provocación.
Tal vez sea culpa mía, al fin y al cabo,
yo escribo todo esto,
y creo que nunca lo hice por tí, sino por mí.
Pero lo echo de menos todo,
y me arrepiento de haber fallado así,
de haberme perdido.
Puede ser que prometiera imposibles,
nunca me escondí cuando no pude cumplir,
la sinceridad, aunque duela.
Y quizás debiera haber huido cuando tuve ocasión,
pero te quería demasiado,
creí controlar el incendio.
Tal vez mentir hubiera sido más humano,
pero rogué para que creyeras en mí,
por nada hubiera desperdiciado tu confianza.
Pero lo echo todo de menos,
y me avergüenza haberte fallado así,
hoy me avergüenza seguir escribiendo.

jueves, 4 de agosto de 2011

A oscuras

El mundo se mece entre medianoche, seda y cuero,
adormecido en su diván estrellado de neón,
y se pierden en silencio mil suspiros:
de alivio, de cansancio, de tensión,
de miedo y placer.
Poco a poco, esta madrugada de piel felina
acoge en sus brazos a todos los perdedores,
destrozados y sonrientes guerreros lejos de sus casas,
todo un mundo de miradas, olores y sabores,
de piel de mujer.

Feliz, feliz no cumpleaños

Créeme cuando te digo que te añoro,
estoy forjando un cielo en el infierno,
estoy soldando mis alas.
Me muero,
pero para tí tengo seiscientos segundos de fuego:
después comeremos flores marchitas,
a la luz de los barcos y las estrellas,
como dos viejos monstruos de este viejo dios cansado,
esperando recuperar nuestro trono.
Créeme, te digo siempre, aunque no me respondas,
o respondas cosas extrañas, que no entiendo:
hasta tengo que hacerme el cuerdo.
Prefiero mi luz y mi aguanieve, y el humo,
si puedo beber bebo,
brindo contigo por ello.
Este grillar de peces y tigres en mi teclado se me hace eterno,
pero tú siempre preferiste los leones:
te prometí cuidarlos, no ser devorado por ellos.
Así que una última sonrisa para la foto,
antes de ser fusilado, ahorcado, decapitado, electrocutado...
antes de perderme en sueños.

Todo lo que sé

                              "Este vano correr tras lo imposible..."
                                                   Enrique Bunbury

Me dejé atrapar, y ahora me importas,
sé que alguien se está acostando contigo,
y tú te corres con él.
Sé que todo está perdido,
pero ansiaba encontrarlo,
sé que la realidad supera a la ficción,
que mis palabras no te llevan al orgasmo.
Esta sexualidad eléctrica no te satisface,
y no creo que pueda encontrar el camino,
ya sea de infantiles baldosas amarillas,
o esta adolescente savia entre tus rodillas.
Sé que no me quieres ni en sueños,
que mi lengua te da miedo y asco,
sé que mis huesos se mueren por tus huesos,
se muere mi piel por tu piel,
mi boca por tus besos.
Pero también sé lo que soy y lo que tengo:
soy todo lo contrario a él,
por eso te merezco.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Palabras vacías

Ahora que hay ratas en el tejado y han pintado de blanco estos muros,
los agujeros de bala de la pared están llenos de azufre y horas:
busco los lametones oscilantes de la llama a la vela.
Arranco los últimos estertores de una dignidad alcohólica y ciega,
sentimientos vacíos manufacturados en cerillas hambrientas de fuego,
y las praderas ardiendo bajo tu mirada y tus lágrimas.
Este vomitar de dibujos sonrientes y sus almas,
la mueca, la broma, el atentado, la noche;
ahora que ya no estás aquí, y yo tampoco:
me siento como si ya no me importaras,
y mis cuervos se pelean por tus huesos, oscureciendo el sol.
No alcanzo a ver si te importo lo suficiente,
o si tus cuervos están hambrientos de mis ojos:
quizás yo esté hambriento del sonido de tus alas.

martes, 2 de agosto de 2011

Cada día que pasa

Cada día que pasa es un día que llego tarde,
en mis sueños despierto antes de alcanzar a verte.
Cada noche lo intento,
cansado tras este duelo bajo el sol,
y me emborracho para revestirlos
con el cariz de la insolencia,
con todo lo imaginable:
para que seas tal y como te quiero.
Sé que he llegado a besarte,
y recuerdo tus hombros,
recuerdo haber bailado en aquel estúpido bar,
en la arena, en la playa,
recuerdo el sol fundiéndose en ámbar y océano,
y el humo,
pero no recuerdo tus ojos.
Cada día que pasa es un día que llego tarde,
y algún día no estarás esperando.

lunes, 1 de agosto de 2011

Tú y yo

Dije que no tendría hijos, y te escribí Parto. Te dije que dejaría de quererte, y te escribí Arrabal. Te dediqué Todo lo que tengo, y era verdad. Te confesé que me drogaba, en Drogadicto. Y te hablé de sexo, en Madrugadas.

Nunca me has creído. Nunca has querido creerme.

El día que me necesites, será tarde. Y te mentiré, y no te escribiré más.

El dos de agosto

Calor, y respiro telarañas,
arrastro mis dedos por el ataúd de tierra y fuego que me han regalado
los últimos 25 años entre los árboles.
Y uno a uno, todos estos pájaros mudos de alas se me van muriendo,
los colecciono en vitrinas rotas y ensangrentadas,
entre mis botellas de ginebra y los restos de hierba sin fumar.
Y la huida amanece más cercana, y comienzo a ver
restos de tus pasos rondando mi casa,
y no sé cómo no te atreves a desaparecer para siempre, como las demás.
Aborrezco apagar colillas en ceniceros con forma de gato,
y beber en vasos con forma de gato,
y comer comida para gatos.
Y no encuentro aún el siguiente lugar,
se me escapa en forma de fosa común, dónde ya he dormido.
Tiro el agua, y la pisoteo furiosamente hasta que se convierte en mil lagartos,
en éter, y reptan y escapan como los demás,
hartos de mis ojos.
Me doy la vuelta, y ya no veo nada que me ate aquí,
no reconozco tu voz, y mucho menos la mía,
y todo lo dicho es polvo y mentiras,
mordazas y mugrientas mentiras.

La huida

Huí para no volver y encontrarte,
hoy te escapé de nuevo, y la tentación de mirarte...
no podría soportarlo.
Huí, me fuí lejos, a otra vida,
mi viaje a ninguna parte,
hoy anochezco llorando.
Huí, y escondo mi cara,
entre cabellos desmembrados,
cristales oscuros,
mil y una cicatrices.
No soporto el viento, el sol, la lluvia,
te encuentro en cada una,
y de nuevo es de noche, y no te escucho.
Huí, para no verte bailar con él,
con su risa y sus ojos,
y los míos ya están ciegos de apartar la mirada.
Huí, perdí la cordura y la calma,
me convertí en cien intrusos,
en cien perros, en mil sombras.
Huí, y no pienso volver.