Ella me hace enloquecer,
ella, que se me escapa del aire, de la aguja, de mis venas.
Ella, mi ángel, mi camino,
la electricidad estallando en hadas y oscuridad,
la necesidad en mi cuarto.
Ella, esta crisis afilada contra la piedra,
agua turbia y ensangrentada,
la palabra prohibida, que me golpea una y otra vez la cabeza.
Ella, mi luna esquizofrénica en una esquina,
mi gata en la carretera.
Ella es mi paso fúnebre a cámara lenta,
mi mundo y mi tiempo asesinados,
mi secreto.
Ella sonrió dulcemente,
me llevó de la mano al borde del abismo,
la mayor parte del tiempo desearía haber saltado.
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