lunes, 20 de junio de 2011

Contigo

Surge el odio de las revueltas entrañas,
revelando a gritos lo que otras veces calló llorando;
                              ¿por qué no?, grité,
y las palabras se confundieron con el viento,
                              ¿y por qué sí?, preguntó el tiempo.
Porque la quiero.
No hubo respuesta.
Sólo ese olor negro y sobrio en las paredes,
sólo esos oscuros y turbios vaivenes
como de barco desmemoriado, como de casa sin puertas.
Mientras tanto la nada me hace compañía,
como un pájaro acallado, como un perro muerto,
una soledad tan triste y tan fría
como miles de árboles quemados por el fuego;
¿por qué?, ¡¿por qué?!, ¡¡¿por qué?!!,
no puedo mirarte,
no puedo hablarte,
no puedo tan siquiera recordarte.
Mi niña, ¿dónde esta mi niña?,
alma de mi alma, mi quimera, mi alquimia,
¿dónde estás perdida?.
Los pedazos del espejo muestran burlones
los trazos desdibujados de recuerdos de nuestra vida,
ahora la sombra está devorando los rincones,
¡no!, no quiero seguir mirando,
esta ya no es mi casa, ¡quiero irme!.
Busco a tientas, cegado por la ausencia,
una puerta, una ventana, un agujero,
no encuentro una salida,
no encuentro otra salida,
que irme al cielo o al infierno
contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario