lunes, 11 de julio de 2011

Vacaciones, día 18 - Último día - Parte III

Salgo de vomitar de detrás de un coche, y una pareja me miran asqueados: ¡¿qué?!, les ladro, y siguen su camino. Vuelvo a la acera e intento entrar en el siguiente garito, pero el portero me para y me larga fuera. Al mirarle me doy cuenta que no tengo mucho que hacer, y sigo hasta el siguiente. Es un antro de mierda, una discoteca semivacía, pero el portero no me soporta y nunca me deja entrar (creo que porque le meé las ruedas del coche). Hoy no está en la puerta, y entro. No hay casi luz, y una maraña de zombies se agitan desperdiciando las copas. Me acerco a la barra, pero la camarera pasa de mí. Le hago gracia, no está en plena posesión de sus facultades (las pocas que tenga), y me hace gestos para que me largue. Espero un rato, y cuando empiezo a perder la esperanza, veo pasar por la puerta de fuera una perrita. Dejo la copa del suelo, y salgo tras ella. En ese instante, el puto gorila del portero sale del servicio (seguro que sin lavarse las manos) y enfila hacia mí. Suerte que ya estoy casi fuera y me escabullo rápido detrás del primer coche que veo. Sin perder de vista la niña, veo que el imbécil se queda un rato mirando y vuelve adentro. Salgo con cautela, pero otro par de idiotas se cruzan conmigo. Casi no consiguen hablar, y se baban más que yo, sorprendentemente. Los esquivo, y sigo detrás de ella. Cuando la alcanzo, acaba de pasar el último bar decente, pero tampoco creo que me sirvan. Me pongo a su verita, y le preguntó cómo va la noche. Sonríe, pero no está de humor. Vamos, le digo, tampoco será para tanto. Se ríe, y mientras jodo dos cubatas de un portal, se menea un poco más. Bebemos algo transparente y áspero, y le da igual. Caminamos un par de manzanas más, y cuando llegamos al parque del final de la calle, la empujo, y retozamos por el suelo. Al principio no le hace tanta gracia, pero entre arañazos y mordiscos nos enganchamos un rato. No mucho, pero ya es tarde y cuesta lo suyo concentrarse. La misma pareja que me vieron vomitar hace un rato está en uno de los bancos del fondo, divirtiéndose. Supongo que todos somos iguales. Acabo, y me quedo un rato tirado en el suelo. Ella se va, gruñendo. Bueno, podría haber opuesto algo más de resistencia, si no le gusta lo que hay. Me levanto, y la pareja del banco se me queda mirando de nuevo: ¡¿qué?!, vuelvo a ladrarles, más divertido que enfadado. El tío se levanta: ¡qué cojones pasa!. Amago con acercarme a él, pero acelera el paso hacía mí. Decido que no vale la pena andarme con tonterías con el fulano, y, dando media vuelta, escapo, cruzando la carretera y esquivando dos coches que pasan pitando. Bajo el trote, y veo que el tío ya no me sigue. Pienso en volver al parque y joderle la faena, pero estoy cansado, y cerca de casa. Al llegar, me tumbo, y me quedo dormido al momento.

Al día siguiente, lo primero que escucho es: Alberto, por dios, lava al perro. El cabrón apesta. Joder, pienso, no me apetece una puta mierda que me laven.

                                                              FIN
Can
Alberto Pena Novo

1 comentario:

  1. :):):):):):):):):):):):):):)

    genial :)


    De todo, lo mejor. :)

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