Hoy me llueve, y me encadeno diez minutos más a la tarde. Pronto será hora de empezar a beber, y me encuentro algo cansado, aunque ilusionado. Disfruto nuevamente de mi presencia, engrandeciendo mis virtudes, convirtiendo en excentricidades mis defectos. Y esta desesperación es más lúcida que nunca, y si tengo que reventar en carcajadas lo haré, y te bañaré en ellas cuando pases a mi lado.
Hoy saco de paseo a los lobos, y, aunque claro que tienen miedo a morirse solos, ya están acostumbrados. Y se ríen mucho más y mejor que yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario