viernes, 8 de julio de 2011

Vacaciones, día 15

Son las 03:03 de la mañana. Dije que tenía algo bonito que escribir, que había una idea rondándome. Mentira. Pero sí voy a escribir. El otro día pedí perdón, por todo lo que había hecho, y por lo que no había hecho. Y no es fácil. Que yo recuerde, nadie me ha pedido nunca perdón por algo que me hubieran hecho. Y mucho menos por algo que no me han hecho, que suelen ser cosas más importantes. Y me canso. Me aburro. Me aburro profundamente.

Nada absolutamente de esto vale la pena. Este puto mundo de mierda no vale lo más mínimo. Me aburro de zorras estúpidas, de gordas en minifalda, de imbéciles de pantalones caídos y peinados de gilipollas. De ruido producido por un mono subnormal aporreando un teclado en un videoclip con dos putas muertas de hambre meneándose que tienen más importancia que cualquier otra persona. Me aburro del alcohol y las drogas, de camareras que no saben leer, y gorilas deformados por los esteroides. Me aburro de esta mierda de vida, de la cultura de la incultura, de no saber ganar ni perder.

Me arrastro por ella, dejándome llevar. Creyendo que no importa, que un día algo hará que todo esto tenga sentido. Y es mentira. Es una jodida mentira. Todo esto no son más que apariencias, y falsos modos, y redes sociales donde hablar con la gente con la que no hablamos. Donde enmarcar como amigos a gente que no queremos, ni conocemos. Y joder, estoy muy harto. Así que a la mierda. A la puta mierda, podéis moriros todos. Puedo morirme yo. Más alto, pero no más claro.

No me importáis una mierda. Como yo a vosotros. Vuestros putos hijos pueden morirse. Vuestras mierdas de novios, de novias, de vidas, meterlos dónde os quepan. No son más que basura, igual que yo, que vosotros. No hay nada que merezca la pena ya, así que ya lo sabéis. Podéis decir que es mentira, que he hecho exactamente lo mismo. Y es verdad, pero hoy me planto. No daré más la cara por nadie que no lo merezca. No miraré a la cara, ni escucharé, ni prestaré mi mierda de tiempo a nadie más que no lo merezca.

Esto, claro, te excluye a tí. Una sonrisa,

Alberto Pena Novo

5 comentarios:

  1. Es tan descarnado, tan sumamente duro y cruel, qué me encanta.

    ResponderEliminar
  2. Bueno... lo único que voy a decirte por ahora es que... las camareras saben leer ¬¬'

    ResponderEliminar
  3. A veces miro alrededor y no conozco a nadie. Toda esta gente que me rodea, la mayor parte del tiempo, son extraños. Finjo conocerles, pero son extraños. ¿Por qué voy a molestarme en escucharles? No les entiendo. Y lo que es peor... veo tan claramente que no entienden nada...


    Pero les escucho. Les escucho y les quiero, como si les escuchase y les quisiese. Fingir interés a veces cansa tanto... Pero merece la pena. Todo el mundo tiene esa sensibilidad especial de la que sale una película, o una canción, una historia o una instantánea. Todos pueden hacerte reír y llorar. Hay algunos con los que resultaría tan difícil, que es mejor desecharlos que perder el tiempo, pero por lo general, intento prestar atención a las gordas en minifalda, a los peinados imposibles, y a los desconocidos que conozco...

    ...porque, a menudo, te llevan de un modo u otro, a sitios como éste.


    ... Y ahora voy a prepararme un café. Un café frío, solitario e íntimo, como a mi me gustan. Aunque también me guste ese café cálido y tierno, que sirve en algunos cafés alguna Amelié Poulain con una sonrisa regalada, que muchos parecen no merecer.

    ;)


    XD

    ResponderEliminar
  4. "Esto, claro, te excluye a tí."

    ResponderEliminar
  5. :P

    Sé que me excluyes aunque no lo especifiques ;)

    Aún así XDD


    Sé que sabes que tengo razón.

    ResponderEliminar