miércoles, 20 de julio de 2011

Hoy

Hoy empezó ayer de noche a oscuras,
tras el trabajo, la casa, la vida,
y ví lo silencioso y limpio que estaba todo,
y no me quedaron fuerzas para llorar.
Y así, extraño y vacío, me encuentro ahora,
paseando a mi perro muerto,
jugando con mi gato muerto,
este abrumador silencio.
No quiero nada, y lo quiero todo,
porque no me basta con tu palabra,
ni tu recuerdo, ni tus besos:
mi perro y mi gato muertos están más vivos que yo.
Apuñalo otro día en el calendario,
de este julio gris con alma de noviembre,
preludio de otro invierno desasosegante,
no me reconozco en el espejo después de todos estos años.
Este olvido paulatino de mí y de tí no me favorece,
se me escapa por qué te quería, o te quiero,
se me olvida tu última frase,
y lo que le respondí a la puerta cuando la cerraste.
Y tiro la botella medio vacía al levantarme,
y fumo a oscuras en el balcón,
y veo pasar el viento y la lluvia,
y me pregunto por qué, aunque no quiero saberlo.
Me sorprendo desesperanzado y desilusionado,
sin rabia ya siquiera como para que me importe,
me pierdo en esta comida que no es más que comida,
en esta vida sórdida, desalentadora,
en esta pérdida de tí,
con mi perro y mi gato muertos.

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