domingo, 5 de diciembre de 2010

Sin City


Se agarra a mí.
No me importa.
Puedo disimular los 200.000 watios que recorren mi cuerpo.
Se acerca más.
Me pide dos caladas de sueños,
me mira, sonríe.
Habla en susurros, suavemente;
el brillo de sus ojos es ensordecedor.
Todo su perfume me envuelve, me inunda.
Intento relajarme, sonreír.
Se acerca un poco más.
La mayor parte de su cuerpo se refugia en el mío.
Intento darle fuego,
una, dos, tres veces.
El viento apaga la llama.
Se acerca más, arropándose en mi cuerpo,
parte de su pelo me acaricia el cuello
y una de sus manos me acerca a ella.
La abrazo.
Ella da dos caladas y me pasa el cigarro,
yo también fumo.
Me mira a los ojos, y yo a ella.
Sonríe.
Sabe lo que quiere.
Yo también.
Me doy la vuelta y camino,
solo, en sentido contrario.
Noto cómo su sonrisa se tuerce y se desvanece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario