lunes, 8 de agosto de 2011

Un verso

Cuando pienso en días extraños se me hace un nudo en la garganta,
y no sé qué pensar:
tu voz al teléfono suena triste y cansada.
Quiero pensar en pocas palabras y pocas sonrisas,
y un color nuevo para mañana.
Aparentar indecisión, recurrir a la llama,
el carbón de hoy no es dulce, me seca la boca,
soñar con columpios para las noches,
con la ciudad durmiendo tranquila por una vez.
Y se me encoge un poquito el alma, expectante,
al ver los nuevos avisos,
me ilusionan más mis regalos de hacerme mayor
que los de niño pequeño:
aunque pienso que algún día llegaran los tiros.
Y por ello todas estas palabras extrañas para los días extraños,
para que pasen dejando tan sólo la huella indispensable,
la sonrisa.

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