lunes, 22 de agosto de 2011

Las flores, el acero

A partir de ahora no tengo palabras,
te estremecerás en mi silencio,
por haberme querido
y dejar que me hiciera lo que me he hecho.
La última canción de la que estoy enamorado
dice que se nota en tu voz: por dentro eres de colores,
no lo creí hasta que saltaste el cierre de tu vestido,
desde tu espalda, el suelo, el estruendo del sonido de tu perfume:
jamás te diría que te arrancaras las flores.
Hoy tengo unas tijeras frías de tanto rencor y acero,
tiritando en mi mano temblorosa,
tengo litros y litros de realidad y miedo,
y no sé, no sé qué buscar primero,
lo único que miro en mi espejo:
mis desordenadas greñas,
lo único que me ata al suelo,
mis asqueadas venas.

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