sábado, 13 de agosto de 2011

Los doces y treces de agosto

Este lento escalar entre acero y miedo,
y el resplandor de tu nueva sonrisa,
una madrugada más, un sitio nuevo,
una nueva estrella en el cielo.
Todo pasa tan deprisa que yo mismo me sorprendo,
y me encuentro huidizo y asustado,
incapaz de apartarme de los focos,
voy, y vuelvo tan rápido como puedo,
dejando atrás mi otra piel,
parte de mí, la realidad.
Me pregunto si será así siempre,
si volveré a verte,
si ha valido la pena todo el alcohol,
si será mejor esconderme.

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