miércoles, 17 de agosto de 2011

Carta para mi hija

Cariño, hoy te escribo esta carta sabiendo que nunca la leerás.

Siento mucho no poder verte nacer, y llorar por ello. Ver cómo tu madre te abrazará llorosa, y ver cómo duermes en su regazo. Me perderé verte dar tus primeros pasos, tambaleante, y no maldeciré por las noches cuando llores. Siento no poder llevarte de la mano tu primer día de colegio, y ver cómo nos saludas a tu madre y a mí antes de entrar, ni tus batallas cuando vuelvas. Me perderé tus berrinches viendo los dibujos, y no podré comprarte nada en navidad, o verte mirar ilusionada la tarta el día de tus cumpleaños. No podré darte un beso de buenas noches, ni escribirte un cuento, sabiendo que tu madre nos observa embelesada.

No tendré fotos, ni vídeos de ninguno de esos momentos.

No sabré que, cuando un día escuches Like a rolling stone, o Stairway to Heaven, mirarás mis discos antiguos de otra manera, y unas canciones te llevarán a otras, y pensarás en mí con una sonrisa. No discutiré contigo cuando llegues tarde, o cuando disimules la borrachera. Ni pensaré que te alejas cuando te vayas con tu primer novio. No me gusta pensar que no podré consolarte si te hacen daño. No iré a tu boda, ni presumiré de tí, ni te llevaré al altar mientras tu madre mantiene las lágrimas. No pienso en que un día tú también tendrás hijos, y te gustaría saber que les quiero.

Cariño, siento perderme toda tu vida, por haber decidido que no la vivas. Esto nunca pasará, y tu madre nunca será tu madre, porque no me quiere.

Así que, perdóname, nace en cualquier lugar mejor, vive, y si puedes, sueña con alguien como yo.

Un beso, te quiere,

tu padre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario