miércoles, 5 de octubre de 2011

Quizás

Quizás, los perros sólo sean perros que me ladran,
y no los sueños que me atormentan desde que no duermes conmigo;
quizás, la chica que se fue, sólo sea una chica marchándose en silencio,
y no mi princesa de cuento de hadas alucinado:
quizás, esta montaña de sinceridad y recuerdos sólo sean platos sucios apilados.
Quizás, estas palabras, sólo sean la firma y sello de mi testamento,
y no la declaración de amor perdida de mañana,
y, quizás, sean aún menos que nada de nada.
Quizás, este camino de ida sin vuelta acabe escondiéndose de mí,
en un asombroso y esquivo zig-zag entrecruzado:
quizás, las colillas en el cenicero sólo sean colillas, en un cenicero,
y no los restos de una conversación y un capítulo inacabados.
Quizás, mi mundo sólo sea un mundo perdido en un segundo,
esperando el cambio, aterrorizado, en un oscuro rincón;
o quizás mi mundo sea la oscuridad misma del rincón,
el tiempo y el segundo mismo y exacto:
quizás yo mismo sea el terror.

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