A todo el mundo, que me quiere tanto,
Alberto
Hoy, a todo el mundo, que me quiere tanto,
me da igual.
Hoy no me quejo del mundo ni de vosotros,
me quejo de mí:
por estar vivo a vuestro lado,
cuando debería estar muerto.
Hoy, que otra vez he llegado a casa sólo,
alimentado con la esperanza del mañana,
me da igual.
Hoy no quemo nada,
no insulto,
no lloro.
Hoy no miento, no quiero,
no amo,
no escribo.
Hoy arranco, corto, despedazo,
hoy subrayo, corrijo, escupo.
Y me sigo viendo como soy, no te engañes,
no os engañéis,
escribí que borracho sólo tengo menos vergüenza,
mentía: sólo tengo menos sed.
Me sobran pisos para matarme,
y me sobran cuerdas y cuchillos y venas que cortar:
me falta valor,
sigo siendo un cobarde.
Sigo siendo lo que soy,
lo que fuí y lo que seré:
el silencio,
dios mío, el silencio.
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
ResponderEliminarY con un estruendo de cristales rotos, se rompió también el silencio.
ResponderEliminarY sin embargo espero a que el futuro venga,
ResponderEliminarrespirando el silencio que escapa por tu boca,
rellenando esta tumba que me he cavado.
Que espere por mi la parca
mientras mi musa trae nuevos epítetos,
y se confunde la lluvia espesa
con este mar de lágrimas.