domingo, 23 de octubre de 2011

La lluvia

La copa vacía en tristeza y el lápiz tirado en el suelo,
los perros que siguen ladrando mis pasos bajo farolas apagadas,
y esta noche que no quiere irse.
Escribiendo la palabra única y exacta que defina tus dibujos,
y la indefensa lágrima que los emborrona,
otorgándoles una nueva vida: un disparo, la luz, el final.
Evitando encontrar en la huida una última frontera,
y ofrecer un nuevo cigarrillo a tus labios de ginebra azul,
a tus ojos una nueva semana de días y noches y sueños inconclusos:
sentarme con la niña que esperaba sola en su jardín bajo las estrellas.
Soñé que me moría y desperté confuso en una cama que no me quería,
buscando el final del cuento,
el principio de un nuevo poema:
la lluvia.

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