miércoles, 7 de septiembre de 2011

Un cuento

Perdido entre estos renglones acaricio tu cariño, y rememoro el olor de tus días, de piel blanca y dorada, de rizos, de sonrisas amargas. Jugueteo con mis sílabas hasta encontrarte, y escucho atentamente cada palabra que pronuncias, respondiendo muy bajito para no asustarte: como si tuviera miedo, y puede que lo tenga. No quiero mentir, y quiero que lo sepas, habría mentido si me lo hubieras propuesto, hoy no, hoy hubiera disparado de haberlo necesitado, nos darían por muertos, México hubiera sido nuestro.

Y escucho ahora tu risa al pasear sobre estas líneas, o por lo menos eso imagino, tenemos dos destinos opuestos, dos horarios de trenes sin sentido, dos disparos abiertos. Por eso hoy, escribo estas líneas que tanto aborrezco, porque deben tener algo bueno, que yo no sé reconocer. Hoy tiro el planeta al suelo, esperando recoger cien pedazos de nada más, esperando encontrar tu reflejo: te lo digo, México hubiera sido nuestro.

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