domingo, 25 de septiembre de 2011

Confesiones

Sé que me pasa con todo, aunque trate de disimular.
 
Con el tabaco, con la coca cola, con el café descafeinado que tanto odio y que bebo igual.
 
Sé que me pasa con los cigarrillos (adulterados o no). Siento algo parecido cuando repaso algún verso antiguo, cuando escribo uno nuevo, cuando rompo la cadena que los une.
 
Sé que me pasa con muchas canciones. Esas canciones que suenan una vez, y otra, y otra ... y que dentro de mi cabeza se convierten en la banda sonora de nuestra vida; como esta última, que pone música a muchas de las fotografías que han conseguido huir de mis sueños.
 
Sé que me pasa con la luna, con las conversaciones nocturnas, con las preguntas indiscretas.
 
Sé muy bien que me pasa con todo. Perdona si sobre todo, contigo.

1 comentario:

  1. No voy a trabajar en Alemania. No voy a tener coche de empresa, ni la gente me saludará estrechándome la mano.

    No podrás hablar de mi, de mis logros, de mis méritos, con el pecho henchido de orgullo mientras paseas con las habituales.

    Nunca ganaré nada.

    Y sí, seguramente me toque barrer durante mucho, mucho tiempo. Desengáñate, nadie va a llamarme jefa.

    No seré doctora, ni responsable, ni encargada, ni siquiera seré un disculpe. Seré lo que dices que soy. Cutre. E iré siempre manchada.

    Infravalorada, ninguneada, y despreciada en ocasiones. Muchas veces, cansada. Vestida con estos pantalones que odias, que no hacen más que dibujarme cómo soy. Porque soy así. Ni mejor ni peor, sino de esta simple manera.

    Soy sencilla. Soy corriente. Soy obrero. Y no, no es por eso por lo que lloro. No me hacen daño las palabras, sino la manera que tú, mamá, tienes de pronunciarlas.

    ResponderEliminar