domingo, 13 de noviembre de 2011

El monstruo soy yo

Este sol de mil cruces infinitas que me ciega la vida,
estas aristas por la que paso mis dedos,
que acaricio como si fueran tu piel,
como si fueran la piel de todas las demás que han huido.
Ya no habrá más mentiras ni más días,
he roto el futuro como se rompe la línea entre nuestros ojos,
como el cigarro que desenredo de tus noches,
como el gato atropellado en la carretera.
He pasado de la risa al entierro,
y me odio tanto como os odio a vosotros,
el zig-zag y el espanto, el dibujo que has emborronado,
el jardín en el que me pierdo,
la vuelta al pasado,
no soporto verme reflejado en el cielo.
Busco el mar como busco tus pasos inquietos,
y sólo encuentro en ambos sal,
la tristeza, el miedo, el sufrimiento,
mis palabras son palabras llevadas por el viento.
No consigo arrancar del todo este momento,
en el que pensé no dar marcha atrás,
en el que decidí deshojar mis árboles muertos,
sin saber cómo sus hojas desgarrarían mi suelo.
Y la pérdida no es más que pérdida,
es tan sólo el mismo desconsuelo,
la misma sucia paz en la misma sucia derrota,
tú, como ellos, sólo me escuchas cuando miento.
Callando más de lo que entiendo,
cruzo la línea de lo prohibido,
y descubro más y más paz y más derrota,
descubro que no creo nada de lo que siento.

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