Hoy, el día después, se hace difícil respirar. Me cuesta más de lo normal abrir los ojos, escuchar, darme cuenta de las cosas que pasan a mi alrededor. Y me siento más libre, más decidido. No hay vuelta atrás.
Sólo dejo que pasen los minutos, tirado en la cama, saboreando cada calada del cigarrillo mientras imagino el siguiente paso a no dar. Repaso una y otra vez cada palabra, buscando cualquier acierto para tratar de no repetirlo, y recordando cada error como si fuera el último.
Sólo se trata de ir a contracorriente, al revés, sin dudar jamás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario