martes, 19 de abril de 2011

Hoy, esperando el mañana

Hoy, esperando el mañana, he rescatado dos poemas, que cuentan ya con algunos años, y es divertido descubrir en ellos a viejas amigas, y a los fantasmas. Es triste ver los pasos que nunca he dado, y a dónde esos pasos me han llevado.

Del primero, Como un dios, sigo enamorado de su última frase. Es la única que podría darle sentido a todo lo anterior, y me siento extrañamente orgulloso de haberlo escrito inconscientemente, improvisando, con todo lo bueno y lo malo que esto conlleva.
Del segundo, Frío, decir que se gestó en la mesa de un bar, rodeado de gente y completamente solo. El resto viene a ser lo mismo de siempre, aunque está dedicado a alguien muy real, que acabaría perdiéndose de vista.

Todo esto viene a cuento del mañana; y de cómo me siento más cómodo en terreno conocido, en antiguas obsesiones, que en las nuevas.

Hay algo que todavía puedo tocar en esos poemas, y, aunque no son todo lo que esperaba de ellos, y aunque no se parecen en nada a lo que realmente busco al escupir todas las atrocidades que escribo, todavía puedo sentir lo vivo que me sentía cuando los escribí. Lo muerto que me siento ahora.

2 comentarios:

  1. me encantan ambos, a pesar de su dureza...

    un saludo:)

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  2. Nadie q esté muerto puede escribir esos versos tan reales.

    Dicen q nunca hay q volver atrás, solo para coger carrerilla.

    Un nuevo mundo está x llegar. Esperemos q sea para mejor. Nunca perdamos la esperanza.

    Un saludo.

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