lunes, 9 de abril de 2012

Hélices

Cuando te encontré sentada en mi regazo yo ya me había perdido,
y tus manos eran felices, y yo seguía escribiendo:
aún guardaba pedazos de tu nombre en mis papeles.
Una declaración de amor, un libro abierto,
miedo, palabras, hechos:
todavía sigo escribiendo, tus manos suenan tristes.
Hoy calculo páginas en blanco,
y mi regazo es un cementerio,
las palabras y los hechos son palabras y hechos,
como lo han sido siempre.
Un año que arrastra sus uñas por el suelo,
como aquel entonces,
miedo, miedo, miedo, miedo.

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