domingo, 8 de julio de 2012

El mundo

El mundo es de los gatos, me dijo, sonriendo, mientras se iba;
y lo dibujó en tiza amarilla y blanca:
yo lloré, y le dije lo orgulloso que me sentía,
lo mucho que la echaría de menos, lo mucho que la quería.
El mundo es de los gatos, me dijo,
y siento rabia, pero sobretodo pena, de que seamos el enemigo,
y siento rabia, pero sobretodo pena, de no seguir peleando juntos.
Ahora repaso con los dedos sus huellas,
sus últimos nombres escritos a bolígrafo,
sus últimos dibujos y notas, sus últimas canciones, sus pasos,
el sonido de su sonrisa.
El mundo es de los gatos, me dijo, y la creí sobre todas las cosas,
como cuando dice que me quiere y me desea,
como cuando dice que jamás estoy solo:
mañana la vida pierde parte de su sentido,
para reencontrarlo de mil maneras distintas.
El mundo es de los gatos, y maúllan cuando escuchan tu nombre,
y yo ardo, sonrío, sueño, escribo,
el mundo es de los gatos,
y aunque a veces me odia, está aprendiendo a quererme.
El mundo es de los gatos, me dijo, mientras me besaba en el puente,
sobre el río y las leyendas, y las fotografías cobrando vida,
el mundo es de los gatos como tú y como yo,
volviéndonos cien animales distintos para cada ocasión:
durmiendo a tu lado, el mundo es nuestro.

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