sábado, 31 de marzo de 2012

Abril, otra vez

Abril, otra vez. Y no me apetece, no me gusta. Odio mis meses y mis días, llevar la cuenta, encontrar sus colores. Odio mis palabras repetidas, no son mi mundo, mi universo. Son palabras repetidas.

Y no me gustan los nuevos meses, los nuevos años. No hay mucho de nuevo en ellos. Las mismas tristezas, los mismos miedos. Solo y acompañado.

Abril, otra vez. Rebusco en abriles pasados, mayos, veranos, septiembres, navidades. Reencuentro nuevos miedos, recuerdos. Miro las mañanas por llegar, las sábanas, el ruido.

Y no pienso porque no quiero pensar. Porque no queda nada bajo las estrellas, no queda nada del joker. No hay juegos, ni poesía, ni nada más que escupir.

Abril, otra vez.

Creía haberte olvidado.

lunes, 12 de marzo de 2012

El sonido de los días oscuros bajo el sol

El sonido del silencio atenazando mis entrañas,
en la espera, la causa es la derrota,
el sonido de la nada absoluta bajo tus alas,
la sensación de frío, de oscuridad,
la sensación de que el tiempo no pasa, se agota.
El sonido limpio e impoluto de las dos de la mañana,
mientras aúllan las sirenas,
el cántico nocturno de los que están solos y desesperados,
de los que sueñan ebrios otras vidas,
otros colores:
el sonido de todos y cada uno de estos latidos incontrolados,
hasta que se paran.
El sonido de los pasos que no damos,
de la tela que se arrastra por nuestra piel,
el sonido de todos estos nuevos gatos de miradas tristes,
el sonido quedo y ahogado del llanto y la disculpa,
el sonido de levantarse a tirones de la cama y la vida,
el sonido verde anaranjado de la esperanza:
marzo, marzo, por favor, respira.

domingo, 11 de marzo de 2012

Nuevas mañanas de domingo

Nuevas mañanas de domingo en vestidos rojos de flores,
y la luz cálida que lo ilumina todo mientras sonríes al cielo,
y la vida que se me escurre entre relojes de arena,
entre los labios que se lamen, se muerden, se desean.
Nuevas mañanas de domingo en pijamas de franela,
y la sombra difuminada en noches de ojos azules,
en pelo negro muy cortito, en vasos de chupito,
en pies desnudos, en espejos, en sábanas,
en disfraces de colores, cuentos y faldas.
Domingo, otra vez, y desearía que estuvieras aquí,
aquí, y en cualquier otro sitio conmigo,
para que pudieras ver hasta qué punto luce la vida,
hasta qué punto se aceleran mis latidos cuando sonríes,
cómo la última chica ha sido siempre la primera,
cómo cada vez que sueño contigo me besas.
Domingo, anhelante y oscuro,
esperando encontrarte febril, acostada,
en el que pasamos nuestros dedos por nuestra piel,
palabras como plata, chocolate, miel,
palabras envueltas en llamas:
domingos, domingos en la cama.

martes, 6 de marzo de 2012

El reflejo de mis pies en el suelo

Digo que la serpiente y los dragones se enroscan en mí,
y estoy mintiendo:
soy yo quien se enrosca en ellos.
Digo que vengo, y voy, y vuelvo,
y miento: estoy quieto y aterrorizado, respirando.
Juro que he caminado sólo,
y miento: los lobos siempre han estado a mi lado.
Encuentro casualidades que voy descubriendo,
pero en realidad las busco desesperado.
Miento cuando juro que sonrío,
mantengo la mueca del payaso;
digo cosas horribles en silencio,
digo cosas maravillosas a gritos:
digo, digo, digo, digo.
Pido perdón por todos mis pecados,
por lo que hice, por los que quiero hacer,
miento cuando juro que me están curando.
Y sigo enroscándome en la serpiente y los dragones,
sigo buscando la huida en sueños,
y miento si digo que me asomo a la terraza,
miento si digo que no pienso en ello.

Hoy, hoy me deshago de mí.

El estruendo, el llanto quedo,
estos cuervos que florecen en mis árboles de cartón,
esta pesadilla pegada a mi cuerpo,
esta sexy y lujuriosa desesperación,
esta ceguera insomne de mis manos,
volver a acariciar la navaja, el aire, la idea:
esta heroica cobardía de seguir respirando.
Mantener la llama fija,
porque sé que nadie está mirando,
porque ya no queda nadie alrededor:
esta arena cristalizada en mi vaso,
este trago amargo de alcohol.
Mantener estos dos ángeles encadenados,
y ver cómo mis lobos les arrancan esperanza a dentelladas,
demostrar que no hay abismo,
que nosotros somos el abismo:
no nos devolvemos las miradas.
Perder como hemos perdido,
renunciando demostrar que aún perdidos amamos,
que aún doloridos y angustiados podemos sonreír,
en el espejo se nos ha roto la luna:
¿qué queda de ella, gatos?.
Romper lo que queda por romper,
quebrar lo inexistente, lo intangible:
la risa, los recuerdos, las lágrimas.
Todos estos versos que empiezan a ser míos,
toda esta vida que he encontrado y que no sé vivir,
toda esta sangre otra vez en mis manos,
todas las palabras me acusan a mí.
¿Por qué no encuentro ahora versos desordenados?,
caricias que recuerdo en medio de la tempestad,
¿dónde está ahora la mentira y el engaño?,
¿por qué, mi sombra?,
¿cuándo decidiste desertar?.
Abandonar ya toda sensación de lucidez o pulcritud,
reconozco los restos de semen en las sábanas:
las he quemado y siguen ahí.
Como las tibias que partí aquel día,
como aquel penúltimo disparo,
como la tierra que aplasta espíritus antes mundanos:
hoy, hoy me deshago de mí.

domingo, 4 de marzo de 2012

Marzo, aquí

Aquí, en la mirada imperfecta,
la declaración de un moribundo,
exenta de compasión,
recogida en un abrazo.
Aquí, confío en mil nuevas reencarnaciones,
como he hecho siempre,
como aseguraría que hacemos todos,
en nuestras terrazas, fumando.
Aquí, el presente lo es todo,
pero nos nubla el futuro,
nos difumina el pasado:
aquí, las palabras que buscamos,
son "te quiero, te quiero, te quiero".

Las espirales en marzo

Marzo, que se nos cristaliza dentro, muy hondo,
en horas muertas entre humo y televisión,
en ideas fugaces, fotografías, palabras.
Marzo, caído detrás de febrero,
un nuevo bosque esperando arder,
un precipicio de poesía oscura y liberadora,
un torrente de sentimientos.
Marzo, lobos que aúllan dentro, muy hondo,
y marzo, lobos que esperan callados,
aguardando, escondidos, asustados.
Marzo, caótico, aprensivo, enfermo,
recuerdos que se enmarañan, que arañan,
miradas atronadoras, tristes,
marzo en sonrisas.
Marzo, marzo, marzo, muy hondo,
las ganas de sacudir con sexo las entrañas,
desgarrar tela, arrancarte las bragas,
quemar todos y cada unos de nuestros miedos:
marzo, dolor, esperanza.

viernes, 2 de marzo de 2012

La pausa en marzo

Son estos los días que forjan nuestra vida y nuestro futuro.

Los días rojos y oscuros, donde nos vemos tal y como somos, y donde nos refugiamos en ideas que se agolpan en nuestra cabeza. En verdad creo que somos lo que sentimos, que cada golpe deja una huella imborrable y horrible, que nos marca a fuego cada fecha y cada recuerdo.

Creo que aprendemos de nuestros errores, más que de nuestros aciertos. Creo que aprendemos de nuestros miedos, de nuestra tristeza, mucho más de lo que aprenderíamos siendo felices.

Creo que nuestra lucidez, nuestra inteligencia, nace de la experiencias que nos sacuden las entrañas hasta que se quiebra algo, y lloramos.

El mundo, mi mundo, se empeña en que podría deshacerme de mucho dolor. De muchos miedos y preocupaciones.

¿Pero qué, o quién sería yo, si simplemente renegara de parte de mis sentimientos?.

Soy lo que soy, para lo bueno, y para lo malo. Y mucha gente me quiere por ello. Y yo les quiero más.

jueves, 1 de marzo de 2012

Marzo - Prosa

Que trate de hacer lo que hace la gente que admiro, no me convierte más que en una sombra difuminada, los restos maltrechos de lo que odio ser de mí mismo. Y aún así, paso por encima de este mundo que odio y me odia, y me río en su cara como él se rie de mí.

Y lloro desconsolado, cuando mi alma dice basta. Basta, por favor. Y saber que el mundo también llora por mí, no es ningún consuelo.

No debería serlo para nadie.

Marzo

Escribir sin palabras,
hablar sin decir nada,
que los gestos se me pierdan en ganas,
perder todas las batallas.
Beber líquidos transparentes sin más sed que la tuya,
desabrochar los puños de mi camisa blanca,
recorrer la misma maraña de suerte en el alambre,
recordar y recordarte,
buscar una caída exótica para mañana.
Olvidar que no me importa,
oscurecer la llama,
huir de cada lágrima,
pensar, temer, imaginar:
acostarme con esta frialdad que me devora.
Versos, versos, versos,
y canciones que hablan de pérdida y derrota,
cantar con mi voz de perro muerto,
odiar hasta mi propia sombra.