jueves, 19 de enero de 2012

Todavía, aún

Todavía soy capaz de cerrar los ojos, de ver la noche, las sombras, incluso las palabras:
desapareciendo, una tras otra, convertidas en más palabras.
Todavía soy capaz de no mentir,
soy capaz de acariciar la luz,
de esperar a que se duerma mi fatiga, mi angustia:
de mantener ojos de gato cuando me los han arrancado,
todavía puedo sonreir, recordarte a mi lado,
escapar a los leones en los entierros, en el circo, en casa.
Todavía me mantengo en pie,
esperando el disparo,
todavía soy capaz de engañar a los cuervos de mi tejado,
haciéndoles creer que estoy vivo,
todavía encuentro sangre en la almohada,
el humo en mis manos,
todavía lloro cuando recuerdo cuál de todos estos es mi sitio.
Todavía espero encontrar mis propias palabras,
recuperarlas del olvido,
todavía creo ciegamente en nuestra casa:
todavía mantengo mi ánimo intacto, mi fe desesperada,
todavía,
siempre que distinga los colores que cercan mi vida.

domingo, 8 de enero de 2012

Domingo

Quiero ser el marco de tu ventana todas las noches,
quiero ser tu silencio, tu cigarro,
quiero ser los dedos que se deslizan vientre abajo.
Quiero ser mucho más de lo que nadie ha sido,
ni será,
quiero poder perderme un poco en el olvido,
para que el reencuentro sea mucho más intenso,
recordando tu cara, tus labios,
quiero hacer todo aquello que quieres,
quiero reir, jugar y soñar.
Quiero quererte bajo el cielo,
y bajo inconclusos techos de madera,
y bailar, abrazados, y susurrarte canciones que me gustan,
que me recuerdan a tí,
quiero ser el marco de tu ventana,
y que seas la barandilla de mi terraza:
quiero creer que el futuro empieza aquí.

martes, 3 de enero de 2012

De esclavitud y de cadenas

Queriéndote como ya no se estila,
sin una gota de decencia,
me casaré contigo
todas la veces
siempre que sea estrictamente necesario.
Porque eres en mi caso
lo que la fe suele ser
para los desesperados:
quizás superstición,
quizás vocación
de suicida incandescente
sin una sin una gota de cordura.

Si pensara menos con la cabeza,
menos con el corazón
y más con la entrepierna:
el triunfo del amor,
en estos tiempos de pena y olvido
el vino y la miseria
devolvieron a mi casa
la flecha arrojada,
la palabra ya dicha,
la oportunidad despeciada:
la vida pasada
que no volverá
y es un hecho.

Te fecundaría
con simple pensamiento de amor,
para algo ha de servir este dolorque siento,
lo siento,
esta pálida tristeza de deseo:
de esclavitud y de cadenas,
no me importa saber quién soy,
si es que soy alguien,
o aprendiz de puta,
o crucigrama sin resolver,
esta pasión de enredadera,
de cumbre o precipicio
de cilicio o mansedumbre.

Si pensara menos con la cabeza,
menos con el corazón
y más con la entrepierna:
el triunfo del amor,
en estos tiempos de pena y olvido
el vino y la miseria
devolvieron a mi casa
la flecha arrojada,
la palabra ya dicha,
la oportunidad despeciada:
la vida pasada
que no volverá
y es un hecho.

Enrique Bunbury