domingo, 31 de julio de 2011

Tres años, supongo

Veo tus fotos antiguas,
y me fijo tanto en las fechas como en las imágenes:
algunas tienen ya tres años,
y pienso más en mí que en tí.
En cómo era, y cómo soy:
hace tres años tenía el pelo más corto,
dos trabajos,
personas que no conocía y me importaban.
Tenía cenas,
y fines de semana caóticos,
tenía sueño, y sueños.
Era infeliz, y estaba enamorado,
y no tenía casa, ni música.
Ahora tengo que cortarme el pelo,
un trabajo,
personas que reconozco,
comidas,
y fines de semana caóticos.
Tengo sueños despierto, y ya sólo duermo,
soy infeliz,
y ya no la quiero porque no recuerdo su cara,
tengo una casa, y música.
Y demasiadas cosas que no han cambiado.

La sinceridad, aunque duela

Cuando me siento a escribir, sea lo que sea, siempre pienso en tí. No sé quién eres, pero siempre pienso en tí. Te imagino, como una mezcla de todo lo que he querido de ellas, tomando de cada una lo que me hizo sentir vivo: su risa, su pelo, sus ojos, su forma de hablarme, de caminar.... O quizás no. Quizás simplemente seas una de ellas, y nunca me dí cuenta.

Quizás no seas ninguna, porque nunca me quisieron. Quizás, sencillamente, no existes.

Y si todo lo que escribo te parece real, si crees que hablo de tí, o de ellas, si has sentido o vivido cualquier cosa que haya escrito, me sentiré feliz. Porque yo no lo he hecho. Sé que existe, pero no lo he sentido, y por eso lo escribo como si me fuera la vida en ello, como si verlo escrito disipara estas ansias de vivir que no me permito.

Todo es mentira, y siento miedo y asco de todo ello.

Canciones

El día que te encontré mintiendo me quedé helado,
no me esperaba algo así,
de tí.
Me sentí estúpido y vacío, como me siento ahora,
yo nunca te he mentido.
Siempre te dije que te prefería en sueños, pero nunca aparté la cara,
que daba gracias por haberte encontrado en realidad,
hoy muchas de esas cosas no valen nada.
Y esta sucia guerra santa que has emprendido,
sola, en muchos aspectos,
no es algo que hubiera soñado vivir a tu lado.
Creo que es lo único que no había soñado,
pero tus mentiras y tus promesas carecen de valor,
igual que las mías.
El día que te encontré mintiendo moriste para mí,
siempre dije que no te haría falta traicionarme,
para deshacerte de mí.
Habría sido más fácil vivir, llorarte,
echarte de menos,
habría sido más fácil no mentir.

sábado, 30 de julio de 2011

Madrugadas

Hoy tu sexo se asemeja al lagarto despellejado que encontré de niño,
y me da miedo mirarlo,
como si aún estuviera vivo, y fuera a moverse.
Hoy mis ojos no pasan de muerto reencarnado,
de océano apesadumbrado,
de grito retenido:
no me basta tu palabra, ni tu cuerpo, ni tu alma.
Todas mis promesas no valen nada,
y las tuyas ya no las cumples desde los dieciséis años;
no voy a hacerte cambiar,
ni de opinión ni de máscara: estoy acostumbrado a la tuya.
Pero sigo temiendo que tu sexo siga vivo,
y tú respiras borracha, todo te da igual,
a mí también empieza a no importarme.
Ya no le encuentro sentido a esta farsa,
y el aire cuesta abajo de mi terraza me excita más que tú:
tampoco lleva nada bajo la falda.
Así que desespero, y te aparto, y me siento a fumar,
y ardo como arde mi cigarrilo,
como ardes tú en sueños, pensando en otros,
como arden las cosas buenas de este mundo.
Y no se me ocurre preguntar por qué, no quiero saberlo,
pero intuyo ciertas miradas, un maldito desconsuelo,
llevo cortando alas a los pájaros toda mi vida.

Graffitis en los muros

Hoy no tenía ganas de hablar contigo,
y apagué el reloj, sin echarte de mi cama;
desperté y fuí a buscar algo de beber al frigorífico,
pero cuando regresé ya no estabas.
Este ir y venir sin prisa, pero sin pausa,
y reencontrar tus pelos de gata en mi alfombra,
el oscuro ruido del calentador encendiendo,
tu nariz, tus ojos, tu espalda.
A veces tengo que bajar del ring a gatas,
me gusta besar y acariciar la lona,
si tengo que matar lo haré muriendo,
me dices que siempre lleve mi espada.
Te fuíste porque no me querías,
te dije mil veces que yo no te quiero,
sólo busco, y siempre encuentro,
un duelo literario para niñas.
Si esto te ha hecho reir, me alegro,
si quieres guerra, la tendrás,
pide, pide sin miedo,
desharé la rima, te haré temblar.

miércoles, 27 de julio de 2011

54 versos

Hoy estas paredes han terminado de cercarme,
y he lamido todo lo que quedaba de ti en mi,
desenroscándome del cuello un dragón riendo,
mientras la luna me sonríe en un laberinto de emociones inexplicables:
ella me tiñe en azul, llorando en un rincón encantado.
He surfeado dos segundos las olas de mi guitarra
hasta perder la cabeza en ella,
y la he destrozado contra el suelo intentando recordar la letra de la canción que te escupí ayer:
esta carretera empedrada en venas no me satisface como tú,
y no creo que vuelva a hacerlo nunca.
Un júbilo inalterable ante la última palabra,
antes de desaparecer en oro y arañas,
antes de que cierres la puerta y pienses que ya no me quieres:
puedo acariciar tu sonrisa.
Créeme con estupor y cariño, nadie más lo haría,
tal vez todo este mundo de cristal de incienso y humo nuble mis entrañas,
pero recuerdo la primera vez que te soñé desnuda,
la primera vez que soñé tu voz,
y al despertar existias inalcanzable y huidiza.
Y te ví bailar aquella estúpida canción,
recuerdo fumar y reirme, beber, también soñé que bailábamos:
tú y yo.
Por eso esta ruina ahora, viéndote sentada y triste,
no consigo recordar aquella canción estúpida, y las mías no te hacen sonreir:
escribo líneas rotas de recuerdos de animales muertos,
y no alcanzo a ver el sol tras tus rodillas.
Ayúdame tú entonces, cree en mí cuando me atrevo a hablarte de pájaros,
mis ciudades en llamas y hielo no resultan tan reales al fin,
mi fuego es solamente fuegos artificiales,
el alcohol es la forma más rápida de comprender lo que siento,
y mi boca no sabría besarte, pero sí dormir contigo.
Pero ya casi ni te veo sentada,
te me escapas en horas intermitentes entre la rutina y el adiós,
y pierde impacto la bala, la fotografía, el desliz, el abrazo:
creo que ya no me queda nada,
pero sueño que podría encontrarlo.
Así que me siento y pienso en tí y en la manera más extraña de dibujarte,
mis palabras se arremolinan confusas entre sábanas y hogueras,
buscando un tacto y un sonido que oscile entre lo dulce y lo amarillo,
como nosotros, nuestra aura de locos,
y pienso más y más y más en tí,
en tus ojos:
sueño que vuelvo a verte sonreír.
El lugar que añoro no entiende de esta fisicidad mundana y arcaica,
y el dragón que me he desenroscado sigue durmiendo entre tus manos,
temeroso de moverse, de despertar y que no estés,
también así me siento yo:
hay días que no me bastan mis sueños, y acabarás yéndote con otro.
Y cuando vuelvas a estar sentada y triste con los ojos clavados en el vacío,
él no sabrá escribir canciones, ni estúpidas ni perversas,
y cuando te acuerdes de mí, ya estaré muerto,
no habrá paz, ni países, ni sexo que lo cambie:
mientras tanto, te echo de menos.

martes, 26 de julio de 2011

Dedicatoria

                                 "... a la Alicia que fuí,
                                   y a la que quiere ser Reina..."
                                                        :)

A la Alicia que amé, y se convirtió en Reina,
a la más oscura de las leyendas,
a los cuentos de hadas y príncipes desterrados,
a mi infancia, a tu rizos dorados.
A los caballos fieles, flores de un día,
a los hechizos y a los magos,
a los besos que se dan a los sapos,
a la luz que aleja las tinieblas de mis días.
A la suave canción, de las chicas morenas,
a los ojos negros de algunas sirenas,
a las espadas, a los dragones, a las fieras.
A los versos robados a las musas,
a las más estúpidas excusas,
al lado oscuro de la luna.
A los héroes de cómic y sus villanos,
a las noches pasadas en vano,
a algunas fotos estivales, en verano,
a sol que calienta los huesos, las manos.
A las dedicatorias sencillas y repetitivas,
a creer en lo que dices cuando me miras,
a todas estas sonrisas.

lunes, 25 de julio de 2011

Reencuentro

Hoy he vuelto para verte a través de mis ojos,
sin mediar alcohol alguno, y me he sorprendido dudando:
estás mucho más guapa.
Tu voz sigue siendo tan cálida como ayer,
aunque todavía me avergüence escucharla,
y me siento pequeño y asustado.
Eres una nueva luz, pero diferente a las otras,
y ya me aterroriza perderte, saber de tu vida,
descubrir que puedas ser como las demás.
Me gustas tanto que no quiero volver a verte:
me quedo con esa mirada felina,
ese paso rápido y decidido,
esos ojos negros, esa sonrisa,
esa canción argentina.

72 horas

Llevo tres días bebiendo tanto que hoy no sé que hacer. Me restaño las heridas de la noche de ayer, en la que liberé todos los demonios, en un frenesí de destrucción abrumador, rodeado de alcohol. Y me encuentro en un estado de duermevela constante, incapaz de dejar de tiritar, de probar bocado, de mirar a lo lejos.

Me reencuentro repentinamente solo, vacío de nuevo y cansado. Intentando escribir algo, cualquier cosa, que me proporcione algo de paz, y no me cree más problemas. Así, voy repasando momentos de estas últimas 72 horas, en busca de una pizquita de inspiración, de algo que merezca la pena destacar, pero no encuentro mucho, la verdad.

Pero sí recuerdo unos ojos negros, y una cálida voz de acento argentino.

domingo, 24 de julio de 2011

La realidad (sobrio)

Hoy, a falta de muchas cosas, he encontrado realidad.

Parece algo fácil de encontrar, de no olvidar que está ahí, pero a mí siempre me pasa. Son ya más de 25 años huyendo desesperadamente de ella, en forma de películas, canciones, libros y versos desperdigados. Nunca me he sentido cómodo, ni muy querido en el mundo, en esta realidad que me ha tocado vivir, salvo contadas excepciones.

Siempre suelo llevar el piloto automático puesto, haciendo tan sólo lo que se espera de mí, y dejando escapar los días, con la esperanza de llegar al último. Por eso, cuando encuentro algo que se asemeja tanto a todo lo que he soñado o querido, algo tan perfecto y bello en su forma más simple, que me hace sentir vivo y me devuelve la esperanza, sin pedir nada a cambio, y que me permite ser yo mismo durante unas horas, o minutos...

Por eso me olvido de la realidad, y cometo estupideces, y hago lo que haría cualquiera de los personajes de tantas y tantas películas, y libros, y poemas. Yo lo llamo arder. Para el mundo real es perder la cabeza.

Y no debo olvidarme de la realidad, del mundo que me rodea, que nos rodea a todos, y que yo no conozco. No puedo hacer lo que quiera, si afecta a otras personas, y se me olvida muchas veces. Sé que es un error imperdonable, y también una falta de respeto, lo que es aún más grave.

Así que hoy, desde esta reencontrada realidad, una vez más, te pido perdón. Pero también te pido que no dejes que me quede en ella.

Una sonrisa,

:)

Miedo

Desde ayer no controlo mis actos, sólo los provoco,
esta electricidad que recorre mi piel no me pertenece,
así como los besos que no he dado, y las palabras muertas.
Cada sensación dispara un acto nuevo de deslealtad,
de lealtad mal entendida, y temo sobrepasar el límite,
temo perderme de nuevo, y reencontrar los lobos.
Aún pienso en mí en el destierro, olvidando mi vuelta a la vida,
y los quehaceres mundanos de esta devuelta realidad me sobrepasan,
por eso ruego que me creas si digo lo siento, perdóname.
No es nada de nada,
sólo soy yo.

¿Qué clase de día ha sido?

Hoy, ayer y anteayer,
¿qué clase de día ha sido?.
Esta rotunda sordidez, esta tensa espera,
este final del camino.
Estas palabras enfebrecidas y nocturnas,
esta claridad absoluta,
este jaguar, esta jungla,
este inquieto despertar a oscuras.
Deshacerme de todo cuanto ha pasado,
revivir mil veces los mismos instantes,
precipitarme de nuevo vaso abajo,
creer en tí por encima de todo cuanto pase.
Sacudirme estas ganas de destrucción,
recobrar el aliento, el aire,
esquivar un último baile,
sonreir al escuchar tu canción.
Encontrar la palabra exacta que defina,
esta fe desesperada, esta búsqueda:
porque no mentía en nada de lo que decía,
te he soñado, y existes, musa.

miércoles, 20 de julio de 2011

Mañana

Mañana es el último antes del fin del mundo,
y me esperan, dicen, 24 horas más,
de casa y trabajo,
de pena y olvido,
antes de arrancarme de dentro carcajadas del fin de semana.
Un fin de semana abrupto,
de viernes a lunes,
que dejaré pasar sin rastro de sábado o domingo.
Mañana esta sordera se convertirá en ceguera,
y viceversa,
daré de comer a los lobos.
Dentro de mí, y dentro de tí,
no florecerán más lunas ni mieles,
no sonreiré.
Tiemblo incontroladamente esperando tu mensaje,
que no sé si leeré, si atreverme siquiera,
no sé que hacer.
Alargar este hoy no me sirve de nada,
el tiempo se me escapa desesperado,
y me cerca esta pronta oscuridad, antaño revuelo y palabras.
Esta sensación física de miedo,
este hastío, este duelo,
este manoseado absurdo febril impúdico cansado furioso silenciado te quiero.

Hoy

Hoy empezó ayer de noche a oscuras,
tras el trabajo, la casa, la vida,
y ví lo silencioso y limpio que estaba todo,
y no me quedaron fuerzas para llorar.
Y así, extraño y vacío, me encuentro ahora,
paseando a mi perro muerto,
jugando con mi gato muerto,
este abrumador silencio.
No quiero nada, y lo quiero todo,
porque no me basta con tu palabra,
ni tu recuerdo, ni tus besos:
mi perro y mi gato muertos están más vivos que yo.
Apuñalo otro día en el calendario,
de este julio gris con alma de noviembre,
preludio de otro invierno desasosegante,
no me reconozco en el espejo después de todos estos años.
Este olvido paulatino de mí y de tí no me favorece,
se me escapa por qué te quería, o te quiero,
se me olvida tu última frase,
y lo que le respondí a la puerta cuando la cerraste.
Y tiro la botella medio vacía al levantarme,
y fumo a oscuras en el balcón,
y veo pasar el viento y la lluvia,
y me pregunto por qué, aunque no quiero saberlo.
Me sorprendo desesperanzado y desilusionado,
sin rabia ya siquiera como para que me importe,
me pierdo en esta comida que no es más que comida,
en esta vida sórdida, desalentadora,
en esta pérdida de tí,
con mi perro y mi gato muertos.

domingo, 17 de julio de 2011

Alta fidelidad

Ella me dijo que no - Enrique Bunbury

                No me tienes que impresionar,
                ni que seguir la corriente...
                                                        Enrique Bunbury

Ella me dijo que no,
la decepcioné,
no lo hice nada bien;
no consigo aprender,
soy como un animal extraño
devorándote.
Ella me dijo adiós,
no es posible el amor
como una destrucción.
Si hay incendios de mañana
ya no hay lucidez
sin esperanza.
Por estar en cualquier parte salvo aquí
fui un turista de la belleza,
las cosas que uno hace para vivir
y no perder la cabeza.
Ella dijo se acabó,
y yo la creí, ¡¿cómo no?!,
la verdad es un armario
muy solicitado,
y con poca luz.
Ella dijo es el final,
y yo lo soñé,
la noche anterior;
la fatídica raíz
del augurio y la premonición.
Por estar en cualquier parte salvo aquí
fui un turista de la belleza,
las cosas que uno hace para vivir
y no perder la cabeza.
El dolor era anterior al pensamiento,
los orígenes perdidos del lamento
¿dónde están?;
nos salimos de la ruta.
Por estar en cualquier parte salvo aquí
fui un turista de la belleza,
las cosas que uno hace para vivir
y no perder la cabeza.
Ella dijo se acabó.

Ayer, uno de estos días

Ayer,
arrancando el eco de tu voz de las paredes de mi pasillo,
tu mirada del espejo, tu vestido de la habitación,
descubro asustado la verdad:
no hay nada tuyo en mi casa.

Tan sólo estás clavada en mi,
y no quiero arrancarte.

El incendio

Provocado el fuego, sólo para verte arder,
para ahuyentar este frío,
y verte sentada acariciando mi pelo,
para que mis manos no te resulten tan extrañas.
Para que todo lo que te digo no sea mentira,
no sean más que promesas eternas,
que arda contigo esta realidad,
que de las cenizas resultantes
tiña el viento de gris nuestros corazones azules.
Vacío mi copa, sin brindis alguno,
extraño un poco tu desasosiego,
pero tus ojos hoy no arden,
me miran apacibles, compadeciéndome,
y me hacen sentir vacío y solo.
Odio toda esta calma, este silencio,
pero mi odio no vale nada,
siempre me decías adiós, anticipando la huida.
Añoro esa tibia comprensión maternal que me dabas,
como si algún día fuera a cambiar,
quizás eso es lo que esperabas y te cansaste,
aborreciste este naufragio compartido.
Hoy recurro a estas mal llamadas palabras,
mal descritos sentimientos,
perdido y confuso ante nuevos destellos de vida,
que se me escapan entre las resacas que colecciono.
Puede que sólo me quisieras como se quiere a un perro,
y por eso te fue tan fácil abandonarme.

Domingo, 17 de julio, son algo más de las tres de la tarde

                                     Parasiempre,
                                     no hay nada parasiempre...
                                                         Enrique Bunbury

Liquidamos otra historia, otro fin de semana, otra semana. Declaramos infructuosa la búsqueda, no hemos podido encontrarte. Esperaré a mañana, al próximo fin de semana, a mi siguiente vida. Esperaré a encontrar las palabras, a tu sonrisa, a la siguiente copa. He tenido que huir, lo siento, no podía soportarlo. Puede que estuvieras allí, pero prefiero no verlo.

Te prefiero tal y como te quiero, como siempre te he soñado.

sábado, 16 de julio de 2011

Sábado, 16 de julio de 2011, son más de las siete de la tarde

Hoy me llueve, y me encadeno diez minutos más a la tarde. Pronto será hora de empezar a beber, y me encuentro algo cansado, aunque ilusionado. Disfruto nuevamente de mi presencia, engrandeciendo mis virtudes, convirtiendo en excentricidades mis defectos. Y esta desesperación es más lúcida que nunca, y si tengo que reventar en carcajadas lo haré, y te bañaré en ellas cuando pases a mi lado.

Hoy saco de paseo a los lobos, y, aunque claro que tienen miedo a morirse solos, ya están acostumbrados. Y se ríen mucho más y mejor que yo.

El disparate del caos

Todavía te intuyo entre las palabras,
sigo el rastro de tu perfume entre todas estas sílabas,
y me estremezco sólo de recordarte caminar.
Aún es temprano, y reconozco la luz de sol,
arranqué las cortinas cuando te fuíste.
Todavía me soprende el humo de tu cigarro,
verte aparecer de vez en cuando,
encontrarte en otras mujeres,
en sus labios, en su pelo, en sus ojos,
pero no es lo mismo sin tí.
El eco de tu voz,
de tu llanto quedo y tu rabia,
este desagradecido descontento,
esta mirada rota e incalculable,
es todo lo que queda de nuestra calle.
Y vuelvo de nuevo a todas estas palabras vacías,
que buscan hacerte cambiar de opinión,
que arrullan mi perdón,
que intentan expresar cuánto te quiero,
cuánto te echo de menos.

jueves, 14 de julio de 2011

Sellos

                       ¿No ves que ahora,
                       no ves que ahora es demasiado tarde, princesa?....
                                                              Joaquín Sabina

Esta tos insomne, estos cordones sin atar,
este pájaro huérfano de desconsuelo,
esta conversación en el pasillo,
este árbol, esta flor, este libro,
esta bolsa de viaje en el maletero,
este rumbo sin fe.

Esta obsesión por naufragar,
este anillo tirado en el suelo,
esta manera de acariciar los gatitos,
este rincón, esta lágrima mientras escribo,
este sucio "no te quiero",
este beber sin sed.

miércoles, 13 de julio de 2011

Nuestra vida

Te lo digo cada vez que te veo llorar:
no hay nada en el mundo que merezca tus lágrimas,
pero tú nunca me crees.
Cada día bajamos a pasear,
y subimos estas cien escaleras de caracol en silencio,
mordiéndonos las palabras,
en lugar de mordernos los labios, la boca,
pero tú nunca me crees.
Y te quiero,
y ahora ya hasta dormimos en silencio,
acurrucados como si nuestra cama fuera la de un hotel,
como si nuestros cuerpos se repelieran.
Partiré este silencio con un caricia, con un beso,
pero ahora me das miedo,
tú ya nunca me crees.

En mi sueño

En mi sueño, siempre vas cogida de mi mano, como una niña pequeña, sonriendo. En mi vida, tus manos me recriminan lo que soy ahora. Yo nunca fuí de la mano de los sueños de nadie: cuando era pequeño me perdí, me aparté del camino y me comieron los lobos.

Alégrate de ir de mi mano en mi sueño, los lobos te están esperando.

La herida II

Tengo frío, sentado en mi terraza,
y esta luna llena que nos observa hoy
no me atrae tanto como tu mirada.
No puedo evitar seguirla, prendarme de ella,
como mis oscuras mariposas en llamas,
como mis siluetas recortadas en el horizonte,
como mi sueño.
Y este frío que no se separa de mí me susurra con voz de viento
que no vas a volver:
que has encontrado unos ojos más humildes,
una sonrisa más sincera,
unas palabras más tiernas.
Y yo pienso en mis mariposas ardiendo,
en mis siluetas en el horizonte,
en tí,
en mi sueño.

La herida

Esta nube de humo y miedo
no se despega de mi tormenta,
acariciando mi pelo.
Estos ojos esquizofrénicos, sin dueño,
esta palabra, esta espera,
esta huida enroscada a los pies de la cama.
Este placer prohibido y sin nombre,
este aullido, esta sinceridad embalsamada,
esta tristeza, este camino,
esta mamada al cañón de la pistola,
este rojo anochecer:
mi despedida, mi última hora.

martes, 12 de julio de 2011

Trabajo, día 1 - Primer y último día

Un post pequeñito y a deshora, en este final del día D. Gracias, por haber estado por aquí tan a menudo, por acompañarme en este viaje diario por mi vida, y por los ánimos y el cariño recibido. Tengo una deuda pendiente, ya veré como la pago.

No seguiré con el diario, ha sido bonito mientras duró pero todo tiene un fin, que es lo que da sentido a las cosas. Tomaré prestado de él la afición por la prosa (disfrazada), la cercanía y la calidez, y un punto de mala leche, al tener que escribir tan a menudo.

Gracias, por todo. Gracias a tí. Gracias a mí.

Una sonrisa,

Alberto

lunes, 11 de julio de 2011

Vacaciones, día 18 - Último día - Parte IV

                      Do I really look like a man with a plan?
                                                                Joker

Cuando te encontré, sentada en la hierba,
fumando,
no sabía a qué atenerme. Me habían hablado de tí,
de tus pies descalzos en primavera,
de la risa y la mirada perdida.
Me senté a tu lado,
y apoyaste la cabeza en mi hombro,
me pasaste el cigarrillo, invitándome a fumar en silencio.
Y así nos quedamos, viendo la puesta de sol
entre las volutas de humo
y los coches que pasaban.
De noche todo fue más fácil,
caminamos entre calles antiguas y vacías,
calles de piedra, y farolas.
Y bailamos en algún sitio,
y bebimos en algún bar hasta que se hizo de día.
Y me besaste, y te besé.
Adiós, dijiste.
Adiós, suspiré.

Vacaciones, día 18 - Último día - Parte III

Salgo de vomitar de detrás de un coche, y una pareja me miran asqueados: ¡¿qué?!, les ladro, y siguen su camino. Vuelvo a la acera e intento entrar en el siguiente garito, pero el portero me para y me larga fuera. Al mirarle me doy cuenta que no tengo mucho que hacer, y sigo hasta el siguiente. Es un antro de mierda, una discoteca semivacía, pero el portero no me soporta y nunca me deja entrar (creo que porque le meé las ruedas del coche). Hoy no está en la puerta, y entro. No hay casi luz, y una maraña de zombies se agitan desperdiciando las copas. Me acerco a la barra, pero la camarera pasa de mí. Le hago gracia, no está en plena posesión de sus facultades (las pocas que tenga), y me hace gestos para que me largue. Espero un rato, y cuando empiezo a perder la esperanza, veo pasar por la puerta de fuera una perrita. Dejo la copa del suelo, y salgo tras ella. En ese instante, el puto gorila del portero sale del servicio (seguro que sin lavarse las manos) y enfila hacia mí. Suerte que ya estoy casi fuera y me escabullo rápido detrás del primer coche que veo. Sin perder de vista la niña, veo que el imbécil se queda un rato mirando y vuelve adentro. Salgo con cautela, pero otro par de idiotas se cruzan conmigo. Casi no consiguen hablar, y se baban más que yo, sorprendentemente. Los esquivo, y sigo detrás de ella. Cuando la alcanzo, acaba de pasar el último bar decente, pero tampoco creo que me sirvan. Me pongo a su verita, y le preguntó cómo va la noche. Sonríe, pero no está de humor. Vamos, le digo, tampoco será para tanto. Se ríe, y mientras jodo dos cubatas de un portal, se menea un poco más. Bebemos algo transparente y áspero, y le da igual. Caminamos un par de manzanas más, y cuando llegamos al parque del final de la calle, la empujo, y retozamos por el suelo. Al principio no le hace tanta gracia, pero entre arañazos y mordiscos nos enganchamos un rato. No mucho, pero ya es tarde y cuesta lo suyo concentrarse. La misma pareja que me vieron vomitar hace un rato está en uno de los bancos del fondo, divirtiéndose. Supongo que todos somos iguales. Acabo, y me quedo un rato tirado en el suelo. Ella se va, gruñendo. Bueno, podría haber opuesto algo más de resistencia, si no le gusta lo que hay. Me levanto, y la pareja del banco se me queda mirando de nuevo: ¡¿qué?!, vuelvo a ladrarles, más divertido que enfadado. El tío se levanta: ¡qué cojones pasa!. Amago con acercarme a él, pero acelera el paso hacía mí. Decido que no vale la pena andarme con tonterías con el fulano, y, dando media vuelta, escapo, cruzando la carretera y esquivando dos coches que pasan pitando. Bajo el trote, y veo que el tío ya no me sigue. Pienso en volver al parque y joderle la faena, pero estoy cansado, y cerca de casa. Al llegar, me tumbo, y me quedo dormido al momento.

Al día siguiente, lo primero que escucho es: Alberto, por dios, lava al perro. El cabrón apesta. Joder, pienso, no me apetece una puta mierda que me laven.

                                                              FIN
Can
Alberto Pena Novo

Vacaciones, día 18 - Último día - Parte II

Ahora, que he despertado,
me reencontrado con los fantasmas, me he acostado con ellos.
Ahora lo que venga, tendrá que enfrentarse a los leones,
a la ginebra, a la oscuridad, a mi pelo largo.
Porque cuando te quitaste los tacones no eras tan alta,
y los recovecos de tu cuerpo sudan luz y plata como las demás,
y tu garganta sirve para millones de cosas.
Entre tú y yo ya no hay palabras que valgan,
salvajismo animal, el fin del mundo,
y tus ojos negros ya no se reflejan en los míos.
Nuestra piel y nuestros huesos son iguales,
mi sangre hirviendo en celo y ya no hay marcha atrás,
no volverás a salir de aquí, quimera.
Porque este sonido atronador, esta verdad olvidada,
infantil casi,
se agita en mí, en mis pulmones, en mi cabeza,
hasta estallar contra tí, contra tus entrañas, contra tus labios.

domingo, 10 de julio de 2011

Vacaciones, día 18 - Último día - Parte I

                      Me estorba la memoria,
                      los sentidos me distraen y se equivocan ...
                                     Enrique Bunbury
                                     Bendecida

Comienzo el último día, tras la resaca del último fin de semana. Resaca sentimental, más que física. Tras las dos declaraciones juradas (de perdón y de amor), y el insoportable día 16, me encuentro un poco más liberado, y ya miro otra vez a lo lejos, a la línea del horizonte, sin asustarme demasiado. Se acerca la hora de volver a la ¿realidad?, puede ser. Volver al trabajo, a la rutina, al desasosiego. Y no me importa, la verdad. Seguro que algo horrible me espera, y no dudo que también algo maravilloso, desconcertante, inesperado. Me acerco también peligrosamente al temido cuarto de siglo, y el año pasado lo celebré desapareciendo. Cerré facebook, tuenti etc... Mandé todo a la mierda, y desaparecí. Este año temo que sea imposible, la venganza sería terrible.

Y me encuentro ya sobrepasando las 130 entradas, con más de 60 comentarios, y en todos ellos hay una verdad, una sinceridad y fidelidad, que no encuentro en mi vida ¿real?, puede ser. Así que, como empezaba el post, comienzo el último día, con esta primera parte con sabor a despedida, sin saber aún cuál será el próximo proyecto. ¿Sugerencias?.

Una sonrisa,

Susurros

Susurro de gata dormida,
susurro de niebla encerrada,
susurro, aire de vida,
susurro de turbia mirada.
Suspiro de mágicas palabras,
aire que escapa del beso,
curva donde derrapa el alma,
amor mutado en deseo.
Versos caídos garganta abajo,
murmullo de mar,
respiración entrecortada al oído,
ojos dormidos de par en par.
Voz de seda y niebla,
sensualidad destilada,
arroyo que corre entre piedras,
eco de televisión apagada.
Ángulo que no da más de sí,
estirado, a punto de romper,
palabras que no salieron de mí,
susurros que no supieron volver.

Vacaciones, día 17

Te quiero.

Te quiero porque ahora me odias. Te quiero porque ayer me puse zapatillas de diferentes colores, y te habrías reído. Te quiero por tu pelo largo rubio corto y marrón. Te quiero por las cenas, por el cigarro a las seis de la mañana, por el de las diez y media. Te quiero por bailar, por luchar hasta que no quedan fuerzas. Te quiero por rendirte tan pronto. Te quiero porque odiabas mi bigote, pero sonreiste y me besaste. Te quiero por no hacerlo ahora. Te quiero bajo todas las formas posibles, en la sorpresa y la enfermedad, en el trabajo. Te quiero perder de vista, sólo para reencontrarte. Te quiero. Te quiero por enfadarte y llevarme la contraria, por discutir conmigo. Te quiero por provocar, por emocionarte e indignarte, por la vuelta del viaje y la ruleta rusa. Te quiero por abrir camino, por las canciones, por las películas, por los peluches. Te quiero porque ya nunca me llamas, y se me olvida tu voz. Te quiero porque la escucho cuando escribes. Te quiero porque el saludo inconsciente se ha convertido en una tara. Te quiero cuando te avergüenzas de mí, y te quiero aún mas cuando me avergüenzo yo de tí. Te quiero. Te quiero cuando miras mi guitarra y piensas "¿por qué?". Te quiero, y te diría "por si acaso te escribo una canción". Te quiero por obsesión, por inalcanzable, por alcanzada y perdida. Te quiero por hacer la cama, y por las ganas de deshacerla. Por los desayunos sin hambre, y las comidas a deshoras. Te quiero por aparecer de vez en cuando, haciéndome la vida un poco más fácil. Te quiero por hacerla tan difícil los demás días. Te quiero porque juré que siempre lo haría. Te quiero porque prometí que no lo haría. Te quiero por mentirme, por llorar, por la cara que pusiste al reencontrarnos. Te quiero por haber venido aquel día, y decir que no lo harías más. Te quiero porque no lo has hecho, cumpliendo tu promesa. Te quiero porque te gustan R.E.M. y el Joker. Te quiero porque lloraste al escuchar "Ella me dijo que no", de Bunbury. Te quiero por el mensaje de Navidad, tan prefabricado y estúpido. Te quiero tanto que no te respondí. Te quiero porque fuíste la primera, y seguramente la última. Te quiero por negarte. Te quiero por decir que sí. Te quiero. Te quiero cuando duermes, cuando dormías. Te quiero porque cocinas, por burlarte de mí cuando cocino. Te quiero por pervertida, por la luz y la oscuridad. Te quiero por no tener miedo a nada. Te quiero por olvidarte de las cosas importantes, y recordar los pequeños detalles. Te quiero por tu falda, por la forma de sentarte, por tus zapatillas desgastadas. Te quiero. Te quiero. Te quiero

sábado, 9 de julio de 2011

Vacaciones, día 16 - Parte IV

Hoy no me salvará la música, ni los recuerdos, ni el cine. No me salvará el antiguo cariño que me profesabas, ni las ideas locas, ni los planes de última hora. No me salvará recordar quién puede quererme, si ni yo mismo me quiero. No me salvará ninguna llamada inesperada, como todas las que no han sonado hoy. Hoy nada ni nadie puede salvarme, y esta febril ida y venida, estas ganas de arrancarme de mi vida, son tan reales, tan físicas, que no encuentro manera de sacudírmelas y respirar.

Hoy, puedes darme por muerto. Ruega que resurrezca mañana.

Vacaciones, día 16 - Parte III

Tan muerto estoy
que siento la tierra sobre mí,
aplastando mi espíritu
con su peso también muerto.

Vacaciones, día 16 - Parte II

                         Olor de tacto sombrío.
                                     Alberto Pena Novo

La verdad es tan grande y horrible que no tiene nombre, no hay palabras para describir esto. No hay adjetivos, ni metáforas que sirvan. No puedo asociarle imágenes, ni hechos monstruosos, para darle mayor verosimiltud. No hay nadie que pueda comprenderlo, aunque lo explicara. Y no puedo explicarlo, no puedo pronunciarlas las palabras. Asumí, desde hace tantos años ya, todo esto y lo cumplo. Las tres palabras: no, nunca, jamás. Pero es tan difícil. Cada vez me cuesta más reflejarme en el espejo, reconocerme. Y por eso, hoy digo la verdad, no me escondo, ni miento, ni disimulo. No desaparezco. Lo escribo aquí, donde pueda verlo y enfrentarlo. Nada vale la pena. No, nunca, jamás.

Vacaciones, día 16 - Parte I

                   "Cuando te griten con rabia,
                   que tu amor entero fue una estafa..."
                                                     Nacho Vegas
                                                     La gran broma final
       

Yo conocía a mucha gente que ha muerto;
personas que se han ido,
arrastradas, olvidadas, desaparecidas.
Conocí a personas que se convirtieron en otras personas,
mejores, peores,
pero otras personas.
Yo mismo me he convertido en muchas personas,
he ido a muchos sitios,
para acabar siendo siempre el mismo.

viernes, 8 de julio de 2011

Vacaciones, día 15

Son las 03:03 de la mañana. Dije que tenía algo bonito que escribir, que había una idea rondándome. Mentira. Pero sí voy a escribir. El otro día pedí perdón, por todo lo que había hecho, y por lo que no había hecho. Y no es fácil. Que yo recuerde, nadie me ha pedido nunca perdón por algo que me hubieran hecho. Y mucho menos por algo que no me han hecho, que suelen ser cosas más importantes. Y me canso. Me aburro. Me aburro profundamente.

Nada absolutamente de esto vale la pena. Este puto mundo de mierda no vale lo más mínimo. Me aburro de zorras estúpidas, de gordas en minifalda, de imbéciles de pantalones caídos y peinados de gilipollas. De ruido producido por un mono subnormal aporreando un teclado en un videoclip con dos putas muertas de hambre meneándose que tienen más importancia que cualquier otra persona. Me aburro del alcohol y las drogas, de camareras que no saben leer, y gorilas deformados por los esteroides. Me aburro de esta mierda de vida, de la cultura de la incultura, de no saber ganar ni perder.

Me arrastro por ella, dejándome llevar. Creyendo que no importa, que un día algo hará que todo esto tenga sentido. Y es mentira. Es una jodida mentira. Todo esto no son más que apariencias, y falsos modos, y redes sociales donde hablar con la gente con la que no hablamos. Donde enmarcar como amigos a gente que no queremos, ni conocemos. Y joder, estoy muy harto. Así que a la mierda. A la puta mierda, podéis moriros todos. Puedo morirme yo. Más alto, pero no más claro.

No me importáis una mierda. Como yo a vosotros. Vuestros putos hijos pueden morirse. Vuestras mierdas de novios, de novias, de vidas, meterlos dónde os quepan. No son más que basura, igual que yo, que vosotros. No hay nada que merezca la pena ya, así que ya lo sabéis. Podéis decir que es mentira, que he hecho exactamente lo mismo. Y es verdad, pero hoy me planto. No daré más la cara por nadie que no lo merezca. No miraré a la cara, ni escucharé, ni prestaré mi mierda de tiempo a nadie más que no lo merezca.

Esto, claro, te excluye a tí. Una sonrisa,

Alberto Pena Novo

Vacaciones. día 14

Se hace extraño llegar a casa después de tres días increíbles pero agotadores, encender el ordenador y enchufar a toda prisa el cargador de la batería para decir: "He vuelto", sabiendo que estarías esperando. Gracias.

He logrado subir uno de los (horribles) vídeos grabados con el móvil, tanto aquí como en el facebook, que refleja un poquito el ambiente vivido allí, con 16.000 personas más disfrutando del concierto. Ha sido bonito, largarse, viajar, conocer gente, hacer el idiota....

En fin, que esto se acaba. Ya no queda mucho que contar, se viene un fin de semana, presumiblemente alcohólico, y un lunes de desamparo ante la vuelta al trabajo. Se me han quedado tiradas muchas cosas que quería contar, y algún que otro verso desperdigado, y la mayoría de entradas deberían haber sido borradas (cosa que sólo evitas tú). Han sido sinceras, poco organizadas, y un pelín estúpidas :)

Me dijiste, escribe lo que piensas y sientes en ese momento, y ahí se quedará. Y eso he hecho. Veremos cómo sigue. Una sonrisa,

Alberto

Vacaciones, día 13

Salir del concierto, hotel, beber, charlar, domir, madrugar, metro, tren, 8 horas de viaje, Galicia, llegar, dormir. Un día largo y extraño. Estar de vuelta.

Vacaciones, día 12 - Espectacular


No se ve muy bien, ni bien, y casi ni se ve. Pero lo que importa es el ambiente. Haber estado allí.

jueves, 7 de julio de 2011

Vacaciones, día 11

Es día 6 de julio, son las tres de la mañana, y estoy borracho, acostado en la litera de mi habitación con uno de mis mejores amigos y dos completos desconocidos. El viaje transcurre entre tragos de 1906 y jornadas de Pc Futbol 7. Hasta hace un rato, claro. Hay que ser persona, y el mundo duerme a nuestro alrededor, arropado en la oscuridad. Aún nos quedan unas cinco horas de viaje, y el traqueteo curvilíneo del tren no me ayuda mucho a conciliar el sueño. Así que, a pesar de la falta de internet, continúo esta especie de diario del apocalipsis vacacional escribiendo todo esto en Word, (estamos parando en otra estación, la siguiente tras Astorga). No me negarás compromiso o fidelidad, aunque eso precisamente es lo que más aprecio de tí.

Y ahora, no sé que más decir. El ruido del aire acondicionado (aunque de acondicionar nada, ya que lleva tres horas haciendo como que funciona y seguimos igual) es un poco molesto, y supongo que la luz de mi pantalla no le hace ninguna gracia al compañero de litera, pero es lo que hay. Por 40 euros más viajaba sólo, así que se joda, que yo no tengo sueño.

Y de nuevo, allá vamos. Llegamos a las 8 de la mañana a Madrid, y creo que hasta las doce del mediodía no nos dan la habitación (¡¡eso es!!), así que no sé muy bien qué vamos a hacer. Espero que te guste muy poquito todo esto, pero hoy no me queda poesía. Trataré de sacar otro post más tarde, ya de día, que se lea mejor.

Una sonrisa,

Alberto Pena

P.D. La gente siempre se dedica abrazos, yo a partir de ahora dedicaré una sonrisa. Cómo las tuyas,

;)

lunes, 4 de julio de 2011

Vacaciones, día 10 - Parte II

Hoy, finalmente, la llama no ha querido presentarse, así que nos quedaremos con la ceniza. Uno más antes de desaparecer por los madriles.

Perdón por haberte encontrado, por haberte mirado, por haberte recordado. Perdón por buscarte inconscientemente, en mis sueños, y en cada lugar que visito. Perdón por haberme atrevido, perdón por hablarte, perdón por irme sin hablar. Perdona todas las veces que me he reido, y todas las que no he podido. Perdón por las mañanas, por las tardes, por todas las noches. Perdón por haberte alegrado, y por entristecerte sin saberlo. Perdón por no encontrar las palabras, y por hablar demasiado. Perdón por haberme ido, y sobre todo por haber vuelto. Perdón por desanimarme, y por todas las veces que me he animado. Perdón por los tejados, por las escaleras, por los cuartos de baño. Perdón por ser insistente, perdón por ser tan dejado. Perdona mi silencio, mi timidez, mi escaso arrojo, mi desvergüenza. Perdona mis obsesiones, tú eras una de ellas. Perdona si te he dibujado, o si te en convertido en poema. Perdona haberte encontrado en fotografías antiguas, perdón por creerte perdida. Perdona, por favor, todas las veces que me he emborrachado, perdona si te hablé gracias a ello. Perdón por desaparecer en mil pesadillas, por rebuscar, perdón, por las rendijas de tu falda. Perdona las veces que me he disfrazado, perdón por los lobos, por el fútbol, por celebrar demasiado triunfos que creía míos. Perdona si escribo algo que te haga apartar la mirada, siempre confié en que volvería. Perdón por haberte hecho sonreír, aunque hablara de otra. Supongo que las demás no leerían. Perdón, en fin, por tantas cosas. Perdona si me he confundido, si me he equivocado, perdona si he llorado. Perdona si algo de esto rima, no lo hago a propósito, sólo es cosa mía. Perdona por quererte sin mesura, perdona por la duda, por las gafas de sol cuando llueve, por no encontrar nieve (en nuestro invierno). Perdón por las navidades, por las fiestas de guardar, por los cumpleaños, las cenas, por el óxido y el tabaco. Perdona, por favor, perdona en fin, todo lo que soy.
Todo lo que fuí.

Vacaciones, día 10 - Parte I

El día comienza aullando, tal y como acabó la noche.

Las últimas horas de ajetreo descomunal, previo al viaje, y preparando el siguiente. Mañana nos iremos en tren a Madrid, para no volver, por lo menos hasta el jueves, también en tren. En medio, el único concierto en España de los Foo Fighters, y una búsqueda desesperada, la de un hotel para una sóla noche, en pleno centro de la capital.

También entre medias,otro milagro: ya tenemos entradas para ver a los Red Hot Chili Peppers, en diciembre, en Barcelona, en el Palau Sant Jordi. Del viaje nos preocuparemos más adelante, aunque esta vez al avión no lo salva ni dios.

Y así seguimos, dejando que se vayan las horas entre tiempos muertos y canciones de Serge Gainsbourg, en esta tardía primera parte del día. Esperando la chispa, la llama, la musa.

domingo, 3 de julio de 2011

Vacaciones, día 9 - Parte II

                       ... Yo le preguntaba al cielo,
                       sin disimular el miedo,
                       ¿cómo voy a vivir
                       cuándo te canses de mí?...
                                                      Cuando te canses de mí. Nacho Vegas

Releyendo el último comentario, no puedo sino sonreir, como siempre. La idea del gato lleva rondando mi cabeza bastante tiempo, pero soy muy vago. Acabaría diciéndole al gato: "Hasta que no limpies lo mío, no limpio lo tuyo". Y supongo que saldría perdiendo yo.

No creo que el post sea triste, o suene desesperado; supongo que sí puede ser melancólico, que añore algo que no pasó, pero no me arrepiento de nada. Me gusta mucho mi vida tal y como es, y mi casa es el mejor lugar del mundo, es mi refugio. Por aquí anda todo lo que quiero y me importa, y todo lo que me importará llegado el momento.

Así que gracias, por pasear por aquí, después del INSANO ejercicio que has hecho hoy.     :)

Vacaciones, día 8 - Parte II // Día 9 - Parte I

Ayer, me había propuesto escribir algo bonito, para esta parte II de mí octavo día, pero un compromiso inesperado me hizo irme a primera hora de la tarde y no volver hasta la primera hora de la mañana. Y eso es algo que trataré de explicar hoy aquí, en este post bicéfalo, si soy capaz.

Un amigo y su novia me invitaron a ver el piso que han alquilado recientemente, donde van a vivir juntos. Al principio todo fue normal, es un piso nuevo, grande, muy bonito y bastante bien amueblado, con infinitas posibilidades. Pero, depués, mientras pasa el tiempo y bebemos, y fumamos y charlamos, empiezo a ver hasta donde alcanza esto en realidad.

E imagino lo que sería vivir contigo (hoy pienso en otras personas, lo siento).

Por la noche nos vamos a cenar, a visitar el bar de unos amigos, a tomar algo más tarde. Y así llego a las cinco de la mañana, y sigo pensando en lo mismo.

Imagino lo que sería despertar a tu lado, sin que tuviéramos que irnos uno de los dos. Imagino llegar siempre a casa sabiendo que estarías aquí, y viceversa. Imagino lo inimaginable.

Ya no veo mi casa con los mismo ojos, y encuentro cientos de cosas desagradables. Y odio todas las cosas que sé que odiarias tú. Y observo triste todas las cosas que se que te gustarían, y que no vas a ver.

Me doy cuenta del cambio que supone, yo, que he vivido con mis padres, que he vivido con mis amigos, que ahora vivo solo. No he sido capaz de vivir contigo.

Y me encuentro desarmado, porque aunque es algo que ya estaba ahí, que había pensado, no lo había sentido tan real como cuando mis dos amigos, sonriendo, me abrieron la puerta, no de su casa, sino de SU HOGAR.

sábado, 2 de julio de 2011

Vacaciones, día 8 - Parte I

                "Un día más esperaré sentado aquí......."
                                  Radio Futura

Amanece un nuevo día, y yo abro un ojo, despacio, mientras noto como la resaca en mi cabeza se va extendiendo por todo el cuerpo. Abro el otro ojo, y miro el despertador: la una y media del mediodía. Decido levantarme, y lo primero que hago es esperar diez minutos más, abro el frigorífico y bebo lo primero que encuentro: agua, sí, joder, gracias. Voy al baño, y el espejo se descojona de mí, y a mí me hace gracia, y rio con él. Me siento en el sofá y miro de nuevo la hora, dos menos cuarto, y en el facebook a alguien le gusta mi estado de hoy, a otros el de ayer.... nunca sé que día ser.

Y me pongo a escribir, que sé que he estado un poco vago, y, mientras suena Radio Futura, me acuerdo de las cosas que hice ayer, y las que dije, y de los sitios donde estuve (todo legal, claro). Y recuerdo el porqué de mi estado actual, del anímico, no del físico. Y me rio de nuevo, y hablo solo en alto, y en bajo. Y hasta canto un poco, sentado en el sofá y escribiendo.

Luego intentaré escribir algo bonito.

P.D. El post de ayer era muy malo, no me hagas la pelota. :)

viernes, 1 de julio de 2011

Vacaciones, día 7

Y aquí estamos.

En el séptimo día, dicen, dios descansó. Yo no, nunca he creído mucho en dios, y nunca descanso demasiado. Hoy, creo, no voy a hablar de las cosas que pasan, que pasaron, o que pasarán No voy a hablar de mí, ni de tí,  ni del mundo que me rodea.

No hablaré de estos siete días descritos a ritmo de prosa y metáforas, de las manecillas incansables del reloj, del día y la noche que se suceden, mientras espero y cuido de mis problemas.

No hablaré de estos once días mal contados que me restan para volver a la realidad, ¿realidad?. No sé si esa es la palabra. No hablaré de todo lo que llevamos dicho, o de todo lo que llevamos callado. No hablaré de mi corbata, ni del tabaco o el alcohol. De las comidas a deshoras, del calor, del viento.

No pienso decir una palabra más de toda esta literatura, de todos estos segundos inexactos. No pienso hablar de los gatos. No se me ocurriría mencionar la duda, la sorpresa, los viajes.

La risa, el llanto, los discos, las etiquetas, los comentarios. Hoy no hablaré de ello. No agradeceré las visitas, las alabanzas, el consuelo. No hablaré de las mentiras piadosas.

Hoy, que han pasado siete días.